Luego de eso, no volvimos a escuchar nada afuera, y eso nos hizo sentir lejos de aquella.
"Qué tal si aquella vuelve? Me da mucho miedo abuelita"- Dijo Mayo sollozando, y abrazando a mi abuelita.
"Yo también tengo miedo hija, yo también."- Le dijo acariciando su cabeza y abrazándola con fuerza.
Nos acompañó el silencio por unos cuantos minutos, y luego se fue cuando la abuelita empieza a decirse a sí misma entre llanto:
"Pobre mujer. El enemigo se la llevó, y se llevó un alma que solía ser noble. De ella ya no queda nada, más que su alma infernal."- Dijo rompiendo en llanto.
"Abuelita, no llores, que nos asustas a todos."-Le dije.
Ella no me escuchó. Su llanto era fuerte, pero al mismo tiempo ahogado. Dentro de sí tenía tantos sentimientos que salían directamente de su corazón y se derramaban en sus ojos y en sus mejillas.
Mis hermanos la abrazaron muy fuerte, pero ella seguía quebrantándose.
