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PRÓLOGO Sekai Takai
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CUÁNDO TORY ABANDONÓ EL COMBATE CON KRISTINE LAWRENCE por el quien sería la capitana del equipo en el sekai taikai, me dejó el camino libre a Kristine. Quien conocía los motivos por el cual su amiga había abandonado la competencia.
Y la hacía sentir mal. Pues la hacía creer que se estaba aprovecharán del dolor de Tory.
Quería ser capitana. Pero no de esa manera.
La chica Lawrence estaba demasiado preocupada por Tory.
Fue ella quien acompañó a su amiga por las pertenencias de su madre cuando la dieron por muerta.
Fue ella con quien su hermano se molesto por no contarle lo que estaba viviendo Tory, claro que, fue ella quien se lo pidió.
— ¿Estas bien, Kris?—preguntó Sam.
Ambas estaban en los vestidores, cambiandose para representar a su dojo en el torneo.
Kristine negó.
— Me preocupa Tory. Le dejé como doscientos mensajes y no respondió ninguno. Debe estárselo pasando fatal.
— No te preocupes, Kristine. Estoy segura que se pondrá en contacto con ustedes. Debe seguir triste y confundida por lo de su madre.
Kristine asintió.
Cuando alguien muere, lo que muchos quieren es estar solos y desahogar sus lagrimas en silencio.
Kristine no.
Cuando su madre murió, lo único que quería era estar rodeada de personas que le dijeran que todo iba a estar bien aunque no fuera así.
Ella no tenia muchas opciones o personas a las cuales recurrir para llorar en sus brazos.
Gracias al cielo, Tory sí.
Y ella esperaba pacientemente a consolar a su amiga cuando lo necesitara o no la buscara directamente.
— También estás preocupada.—sonrió Kristine.
Sam asintió.
— Después de todo, creo que realmente somos amigas. Las tres.
Sam y Kristine habían sido amigas desde su último año de secundaria. Pero se separaron cuando Kris se unió al dojo de su padre.
Aunque su punto de quiebre fue cuando Sam y Miguel se besaron. Estando en ese momento con Robby y Tory.
Kristine detesto a los dos en ese momento. Pues Robby había sido el primero y el único para ella cuando su madre murió.
A pesar de ser medios hermanos y que Kris hubiera disfrutado a su padre por más parte de su infancia que Robby, se querían demasiado.
— Segundo llamada. Participantes, posiciónense con su respectivos dojos.—hablaron a través de las bocinas.
Lawrence ladeó la cabeza en dirección a LaRusso.
— Vamos.
Las chicas se dirigieron con el resto de su dojo.
Kristine se dio el tiempo de observar a los chicos que los rodeaban.
Su mirada se posó sobre unos chicos con kimono gris.
Observó a la chica, era de piel bronceada y parecía no poder separarse de su celular. Tomándose varias fotos en el lugar.
Cerca de ella, un chico alto, muy atractivo. Tenia una expresión seria y parecía perdido en su propio mundo.
Kristine apartó la mirada.
Un grupo de asiáticos con el uniforme de cobra kai se posicionaron frente a ellos con John Kreese y Kim como sus senseis.
Kristine arrugó la nariz, disgustada.
La chica Lawrence entreabrió la boca y parpadeo varias veces intentando asimilar lo que veía.
Tory Nichols de su lado.
Sintió impotencia el recordar cómo le había contando entre lagrimas el daño psicológico y físico que le había causado Kreese a ella y su familia.
La vez que hizo que se fracturara el braza o cuando mando a que mandó a Piper a romperle la nariz.
No lo entendía, también le habían causado daño a ella.
Intento entender sus razones.
Pero no lo logró.
Al menos no en el momento.
Infló su pecho y la miró a la distancia con molestia.
No quería mostrarse débil ante ella.
Kristine era una persona muy rencorosa y orgullosa a la cual le costaba perdonar a los demás. Creció con la idea que eso la hacía débil.
Que era la oportunidad de los demás para lastimarla.
No odiaba a Tory.
Pero ya no era su mejor amiga.
Si Tory eligió su bando, entonces ella defendería el suyo.
Porque en los combates, la amistad no existe.
Pero esta parecía haberse esfumado un poco antes.
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