« 𝗖𝗛𝗔𝗣𝗧𝗘𝗥 ─ 𝟭𝟮 »

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Mientras viajaba junto a Charles en el jet a la media noche, el delta repasaba una y otra vez su plan de escape. Todo el día lo estuvo analizando, viendo los posibles resultados que tendría, cómo podrían siquiera llegar a la puerta del recinto sin llevarse miles de balas por todo el cuerpo; sería complicado, más no imposible. Alrededor de dos o tres horas más tarde, el jet aterrizó detrás de la mansión del 'León Holandés', en mitad de la pista, esperaba uno de los alfas que participaron en el secuestro, parecía ser una pieza de importancia.

─ Bienvenido, Monsieur. ─ le saludó el alfa reclinandose tal y una reverencia.

─ Ricciardo. ¿Está listo? ─ el contrario asintió retirándose: ─ Gasly, encárgate de Sainz, los demás no me estorben. ─

El menor se abrió paso adentrándose, seguido de él iba Carlos con el francés sosteniendo sus cadenas, las cuáles se las pusieron antes de bajar del jet, sus ojos danzaban por toda la mansión no queriendo perderse ningún detalle, al llegar al salón principal finalmente se encontraron con el hermano de Wolff y sus hombres, sin embargo, lo único que llamó su atención fué esa mirada que tanto había extrañado ver: Checo.

─ Más te vale controlar tu lengua o te juro que la cortaré. ─ amenazó Gasly.

Al quedar libre suspiró gustoso, Checo ya no lo veía con horror y los otros no agachaban la mirada con lástima, era lo que más odiaba en la vida. Cuando los hermanos Wolff se marcharon a la cocina para hablar, se acercó al latino para abrazarlo, bromeando en todo el momento para calmar el ambiente. Al paso de las horas entre intercambios y recaudo de información, Carlos se dió cuenta de un pequeño detalle: el olor a canela no era de algún perfume que le hayan regalado al mayor, venía del cuerpo de Sergio. Estaba preocupado.

Así que te deja ir a dónde quieras en la casa... Vaya, y yo creí que era genial que Char me diera un cuarto. ─ bufó el español seguido de tomar a su bebida.

Y lo es, te lo aseguro, aún mas luego de inyectarte... ¿Cocaína? ─ preguntó.

Ketamina. Casi. ─ ambos rieron sin razón alguna; ni siquiera era gracioso.

La llegada de los alfas hizo que el aire entretenido cambiara por uno más de nerviosismo, Sainz mantuvo distancia entre su cuerpo y el de Charles, por el lado de Sergio le sorprendió ver cómo el rubio casi lo quería sentar sobre de él; "bastardo territorial" pensó Carlos rodando los ojos. La tranquilidad fué irrumpida por la llegada del alfa que los recibió, Ricciardo si no recordaba mal, con el porta voz de la llegada de otras personas que desconocían los 2.

Al ponerse de pie, Pierre se acerco con el castaño para susurrarle al oido una sola cosa: "son peligrosos", al ver que el menor iba hasta Wolff para decirle, se dió cuenta de a quienes debía cegar primero para triunfar en su escape, el francés tomó las cadenas entre sí y se las colocó, Carlos en ningún momento puso resistencia, simplemente lo veía con fuego en sus ojos, Gasly sonreía al costado con clara burla; era obvio que tenía una lista negra para ir tachando.

Me las pagarás. ─ escupió Sergio al momento de que le pusieran un bosal también; Carlos al ver ardió en enojo.

Los primeros en adentrarse fueron el dúo padre-hijo alemán traidor, Mick los miró a ambos con profundo miedo mientras Michael sólo veía al mayor; el español sabía que no era el favorito del maldito, pero tampoco importaba. Quiso carcajearse al ver llegar al Doc. Marko junto a Rico, ambos agentes de elite de la CIA, al mirarlos entraron en pánico y su actitud cambió a nervios y miedo, la mirada muerta de Carlos era cómo ver al diablo, era una sentencia.

─ Los conoces. Una lastima. Tú darías la vida por ellos, y a ellos les importas una mierda. Te vendieron, Carlitos. ─ la arrogante y burlona voz de Gasly lo hicieron apretar los puños: ─ Veamos quién más te ha engañado, ¿Parfait? ─

Se negaba a aceptar que tenía razón, y para su pena se equivocó en menos de un segundo. Lewis Hamilton llegó con dos omegas entre sus brazos, al verlos quedó paralizado en medio del salón.

─ Director Hamilton, le presento a mi principal accesorio: Carlos Sainz. ─ el menor se burló en la cara del moreno: ─ Aunque creo que lo conocía, ¿No? ─

─ Lo conocí, veo que aún sigue vivo. ─

─ ¿No le tuvo esperanza? ─ el español empezó a sentir su sangre calentarse.

─ No, se tarda mucho para matarlo. ─

Carlos jaló con toda fuerza su cadena, tomando al francés y al australiano de imprevisto, el británico dió un brinco hacía atrás del susto, Charles sonreía de lo más entretenido por la situación.

─ Yo que tú no lo subestimaría. Debes recordar que es el asesino personal. ─

Esas palabras hicieron sudar a Lewis, quién optó por alejarse hasta el otro extremo de la habitación. La reunión dió un inició sin más, no presentación ni bienvenida, directo al punto: la CIA y el FBI; mientras los Wolff estaban al frente charlando con los demás, Sainz quedó custodiado por dos alfas que no conocía, Pérez por su parte lo sostenía el alfa viejo y la castaña que los había cuidado antes, al menos tenía aliados entre la mierda. Y mencionando eso...

─ ¿Disfrutas la fiesta? ─ Lando llegó a su lado con las manos al frente, siguió al obtener silencio: ─ Parece que no. ─

Carlos rodó los ojos viéndolo, Lando le sonreía burlón: ─ Que distraído soy. ─

Creo saber porque observas tanto, y te puedo jurar que no es el mejor sitio al que escapar. Sergio ya lo intentó. ─ continúo, pero ahora en latín: ─ Tres horas, es todo lo que puedo ofrecer.

Al terminar de decir eso, vió de reojo su reloj de muñeca, el cuál marcaba la media noche de ese mismo día, más o menos recién eran las 4 de la tarde, le quedaba tiempo para idear otro plan.

Busca la forma de decírselo a Pérez desde aquí, tengo prohibido acercarme a él. ─ suspiró alejándose del mayor.

Al quedar solo de nuevo, primero vió a Charles hablando con Pierre, Max y Daniel seguían explicando ni idea que cosa a los Schumacher, y Lewis se reía con el Doc. Marko, Rico solo tomaba y pasaba desapercibido entre todos allí.

Carlos agradeció a su padre por darle clases de código morse desde niño, el latino volteó a verlo cuándo notó que lo llamaba con los ojos, se concentró en dar el mensaje sin levantar alguna sospecha, cosa que más tarde se daría cuenta que falló. Asintiendo, le guiñó un ojo a Lando aceptándolo cómo su cómplice; esperaba que no les fallara.

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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𝐋𝐄𝐓 𝐓𝐇𝐄 𝐖𝐎𝐑𝐋𝐃 𝐁𝐔𝐑𝐍 | omegaverse.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora