¿Puede una chica romántica y delicada enamorarse de alguien tan ruda como Lynn Loud? Issabella Abrams era esa chica: amante del color rosa, del maquillaje, la poesía, y de las historias de amor. Todo lo contrario a Lynn Loud, quien prefería la acció...
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-Tienes problemas, Loud -dijo finalmente Issabella, ajustándose la manga para cubrir la pulsera, intentando recuperar algo de control en la situación.
Lynn simplemente se encogió de hombros, con una sonrisa despreocupada que seguía jugando en sus labios, pero sus ojos brillaban con algo más intenso, algo que Issabella no podía descifrar del todo.
-Lo sé. Y tú eres uno de ellos -respondió con descaro, su tono un poco más bajo, casi como si fuera un secreto.
Issabella soltó una risa cínica, cruzando los brazos mientras colocaba una mano en su cadera. No podía permitir que Lynn tuviera la última palabra, no esta vez.
-¿Ahora resulta que soy un problema? -preguntó, alzando las cejas en un gesto desafiante. Su mirada estaba fija en Lynn, tratando de mantener la compostura a pesar del ligero temblor en sus dedos que mantenía ocultos.
Lynn no se inmutó. Dio un paso hacia ella, acortando de nuevo la distancia que Issabella había tratado de marcar.
-Un problema... complicado, difícil, irritante -enumeró Lynn, sus palabras lentas y medidas, como si estuviera saboreando cada una-. Pero también... interesante.
Issabella parpadeó, sorprendida por el cambio en el tono de Lynn. Su corazón se aceleró nuevamente, y maldijo internamente lo fácil que era para Lynn desarmarla.
-No sé si eso fue un cumplido o un insulto -dijo Issabella, ladeando la cabeza y arqueando una ceja.
Lynn soltó una pequeña risa, como si disfrutara de la confusión de Issabella.
-¿Por qué no ambas cosas? -replicó, con una media sonrisa que logró encender un ligero rubor en las mejillas de Issabella.
La castaña apretó los labios y dio un paso atrás, sacudiendo la cabeza como si eso pudiera sacarse a Lynn de la mente.
-Estás loca -dijo, con una mezcla de diversión y exasperación en su voz-. Deberíamos estar entrenando, en lugar de hacer... lo que sea que estés haciendo conmigo. -Murmuró, desviando la mirada para evitar la intensidad en los ojos verdosos de Lynn.
Lynn alzó una ceja, como si disfrutara del pequeño juego.
-¿Qué estoy haciendo contigo? -preguntó con una sonrisa burlona, inclinándose ligeramente hacia Issabella, quien frunció el ceño al instante.
-¡Dios! Eres insoportable -respondió Issabella, rodando los ojos con una exageración teatral, aunque el rubor en sus mejillas traicionaba lo que realmente sentía.
Lynn soltó una carcajada, una de esas profundas que siempre lograba poner a Issabella de los nervios.
-Bueno, princesita, no digas que no te divierto. Pero vamos, empecemos con el entrenamiento. Veo que estás emocionada.