No necesité mucho ingenio para pensar que Pedro me había asignado esa historia de un potencial asesino en serie para asustarme y ponerme las cosas más difíciles de lo que ya eran.De todas formas, los casos de asesinos en serie en Chile eran contados con los dedos de una mano, pero las dos muertes eran tan similares que empecé a asustarme, especialmente porque yo casi encajaba en ese perfil de mujer joven, pálida y con cabello negro.
Salí al patio trasero con el anorak puesto para fumar un cigarro mientras llamaba al número de la PDI que me había dado Carlos, mi compañero del cubículo del lado. Por suerte, la mujer que me atendió fue muy amable y me dijo que si quería encontrar al comisario que estaba trabajando en el caso tenía que llegar antes de las 11:00 AM.
Regresé a mi cubículo para recoger mis llaves y mi mochila y fui a la oficina de Pedro para avisarle que saldría un rato. Cuando me acerqué, la puerta estaba entreabierta y lo oí discutiendo por teléfono. "No me interesa, Nico, quiero que los encuentres ahora", decía con la voz tensa, sus palabras eran casi un gruñido. "No puedo creer que dejáramos pasar esto, y dos veces, ¿qué pasará después?", masculló.
Iba a retroceder para irme sin más sin querer enfrentarme a su enojo, pero mis pies hicieron ruido sobre la madera vieja de la casa. Luego, silencio, "te llamo después", murmuró Pedro tras unos segundos. Contuve la respiración con miedo y traté de oír pasos, pero de pronto la puerta se abrió del todo y su rostro apareció frente a mí.
—¿Qué haces?
Yo traté de fingir demencia y mientras retrocedía un paso más se cruzó por mi mente la frase: "si las miradas mataran".
—Iba a decirte que voy a salir un rato. –le expliqué tratando de no sonar nerviosa. Él entrecerró los ojos sin despegar su mirada de mí.
—Bien. —dijo antes de cerrar la puerta en mi cara.
El viento frío que emanaba su oficina, me movió el cabello y me hizo preguntarme cómo es que no se congelaba encerrado allí toda la mañana.
Por suerte, el comisario estuvo dispuesto a cooperar y era muy hablador, mi teléfono grabó casi diez minutos de los detalles que pudo contarme del caso. Una de las chicas había reportado que la estaban siguiendo dos días antes del asesinato mientras iba camino a casa desde el trabajo, y a las dos les habían drenado hasta la más mínima gota de sangre del cuerpo.
Una vez que apagué la grabadora, le hice una pregunta más.
—¿Hay algo más que pueda decirme? ¿Algún detalle que haya notado? ¿Algo que hayan dicho las familias de las víctimas?
—No. —por su cara, veo que tiene más ganas de que me vaya que ganas de recordar. —Bueno, las dos tenían una expresión de terror en el rostro cuando las encontramos. Fue... extraño. Supongo que sabían lo que les iba a pasar. —dijo con voz queda. —Pero prefiero que no divulgues eso, no queremos que la gente de la isla empiece a ponerse paranoica. Además, eso entorpecería la investigación.
—Claro.
Justo cuando él se pone de pie, alguien cruza la puerta de su oficina sin tocar. Sus facciones se me hacen algo similares cuando me giro hacia ella, pero no la reconozco de nada, su sonrisa cálida se desvanece por unos segundos cuando se queda mirándome por encima de sus gafas cuadradas. Luego, como si hubiera cambiado su opinión sobre algo, me sonríe nuevamente.
–Javiera Balmaceda. –dice estirando su mano hacia mí. —Tu debes ser...
—Emilia... Emilia Délano. –le dije estrechándola.
—Ella es la directora general del cuartel. —me explicó el comisario.
—Así que tú eres la hija del teniente Délano, ¿verdad? —dijo sin soltarme la mano, sus ojos no dejaron los míos ni por un segundo, había algo extraño en ella, su piel fría y su pulgar haciendo figuras extrañas sobre el dorso de mi mano me hicieron perderme por unos segundos.
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F R Í O Y S A N G R E (Pedro Pascal Fanfic)
Fanfiction¿Y si 'Crepúsculo' ocurrió en Chile y Pedro Pascal es un vampiro? Obra parodia de Crepúsculo, ambientada en Chile. Créditos a Stephenie Meyer.