Antojo sexual

Harry está cansado

Harry estaba exhausto,las constantes exigencias de sus padres, las demandas de buscar a una "buenachica" para crear una familia, él estaba cansado. Tenía que ir a las reunionesy simplemente sonreír. Tener que sonreírle a los Weasley era bastante trabajopara él después de todo lo que sucedió. Ginevra se había vestido muyprovocativa para la ocasión, chocando con él "accidentalmente" varias vecesante la mirada reprobatoria de la señora Weasley.

—¿Cómo han idolas reuniones recientemente Harry? —Hermione preguntó.

—El Wizengamotestá tratando la nueva ley sobre creaturas, se han dado mas ataques hacia mugglesde parte de vampiros como ya sabes —Hermione estaba muy atenta y asentía —Muchosestán contentos de que sean muggles las víctimas y no los magos.

Hermioneparecía furiosa. Despotricó sobre la insensibilidad de esos magos oscuros ycomo no deberían estar ahí, no debían tomar las decisiones importantes sitendrían tal perjuicio. Harry la miró con pena antes de tirar la bomba que ladejaría sin habla.

—Hermione unode esos es el hijo de Doge —fue como una bofetada en la hija de muggle.

Harry yaestaba cansado de ella. Se pudo sacar a la chica del mundo muggle Pero no lascostumbres muggles de la chica. Era una pena, ella era prescindible porqueseguía arraigada a sus orígenes. Él sintió un inusual desprecio.

—Amigo,¿Pudiste ver el último partido de los cannons? —Ron parecía esperanzado.

—No he tenidotiempo para el quiddich, Ron. Estuve bastante ocupado viendo las resolucionessobre los vampiros y hombres lobos... Es todo muy tedioso —comentó, viendo cómola esperanzas de su amigo se derrumbaba de su rostro.

Ya no habíamucho que compartieran, quizás las cenas y almuerzos entre sus familia era unúltimo intento de mantener esa amistad. No estaba resultando. Poco y nada teníaen común con Hermione y Ron.

—¿Cómo hasestado, Harry? —Pregunto Ginny, parecía una mala imitación de Myrtle lallorona.

—Muy ocupado,Ginevra. — No le ofreció la misma cortesía de preguntarle sobre su vida.

Harry sesentía tan tenso, necesitaba unas copas. Estar en ese almuerzo era bastanteexasperante. Debería estar terminando su propuesta sobre la enseñanza en Hogwartsy las nuevas reglas que era muy necesarias y debían ser impartidas. Escuchabalas conversaciones de los Weasley y sus padres, como se contaban lo que habíasucedido desde el último fin de semana que se habían visto. Al parecer, debíanquedarse hasta el momento del té para su gran fastidio.

—Charlie noescucha razón —decía Molly, secándose unas lágrimas improvisadas de últimomomento.

—Lamento oíreso, Molly. Es solo un chico confundido que no sabe lo que hace —decía Lillypara consolar a la mujer.

—¿Cómo noavergonzarme si está saliendo con un hombre? Sabía que dejarle ir a estudiar alos dragones tan lejos de casa le daría ideas raras —Harry apretó fuerte sumanos debajo de la mesa.

Sabia quedebía guardarse sus opiniones para él mismo. Los Weasley, al menos estosWeasley, eran muy homofóbicos. Todo lo que representaba Charlie les parecíamalo. Charlie decidió estudiar dragones en otro país, era malo. Charlie salíacon un chico, era malo. Charlie respiraba, malo. Harry no se contuvo y puso susojos en blanco. Vio a Ginny servir su té, una gran rebanada de tarta de melazade la señora Weasley.