El Lobo y El Dragón ;; Musan

Sangre De Dragón

!! pueden leer escuchando Se Acerca el Invierno de Saurom, o La Dama del Mar, son canciones que tienen todas mas vibes.

Advertencia: momento semi nsfw, a su vez; se hace mención a la horrible primera vez de Sanzu. Pongo un puntito como indicadores de dichas narraciones para que si les incomoda, puedan saltarlo:]

  03 : Sangre de Dragón.

Haruchiyo Akashi.
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La primera vez que sintió que desgarraron su alma, fue cuando en su boda, frente a miles de salvajes hombres, su cuerpo fue tomado a la fuerza por su ahora esposo, un hombre de cuerpo bien formado, con una inexpresiva mirada negra como el mismísimo Cristal de Dragón, lo tomó enfrente de todos, hincándole sobre su propio cuerpo, y con fuerza, enredando su mano en su cabellera, dejándolo en cuatro, lo recordaba a la perfección, su cuerpo aún dolía. Desgarradores gritos quemaron su garganta, sintiendo su interior arder y abrirse ante el brutal movimiento brusco del hombre que lo sometía, antes de dejarlo inconsciente producto del dolor y la reciente mordida que el alfa le hizo. Rompieron su inocencia, su cuerpo, a él.
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Como si no hubiera sido poco, recordaba con tristeza las palabras de Senju, quien solo le recordó su único objetivo: "ser la puta del salvaje ese y darme mi trono."

Así pasaron los tres días consecutivos de su boda, donde era brutalmente tomado a la fuerza por aquel hombre, y si bien; por fin ya alejados de los demás luego de casi rogarlo a su esposo. Adolorido, triste y con unas inmensas ganas de morir, ahora Haruchiyo buscaba la manera de lograr domar al Khal. Pues si bien Manjiro tomaba su cuerpo diario, ya habían pasado al menos dos semanas, y Haruchiyo estaba seguro sentirse a punto de la muerte.

  — Oh, Khaleesi, su cabello es tan hermoso, como usted. — sonrió Kazutora, peinándolo sobre su cama, luego de bañarlo. Siendo igual un omega, que poco a poco comenzaba a enseñarle el idioma del khaalasar. — Entre nosotros, las cabelleras como la suya son signo de ser el mismo hijo de la madre luna, mientras nosotros somos del padre sol.

  — ¿Tú tienes esposo, Kazutora? — Kazutora afortunadamente hablaba la lengua común, pues había pasado por muchos vendedores distintos a lo largo de su vida, y por lo que le entendía perfectamente. Y si bien Haruchiyo estaba agradecido con los halagos de su único amigo, tenía a su vez, muchas dudas que resolver.

  — Solo los Khales tienen permitido casarse, Khaleesi, yo solo fui un prostituto hasta que dos alfas me tomaron como suyo a los quince años. — por un momento, el tono de voz de su mayor pareció apaciguarse. — Sin embargo, fui más inteligente, los omegas del khaalasar tenemos actitud fuerte, mis alfas si bien al principio me aterraban, — su tono de voz, similar a un susurro, lo hacía estremecer. — ahora ellos me sirven a mí, usted también debería adoptar una postura similar a la de un salvaje, o si no, los alfas del khaalasar lo devorarán.

  —... ¿Cómo? — preguntó bajo, casi con miedo de la respuesta. No sabía en qué momento su rostro estaba cerca al del omega, y como este tenía sus manos sobre su pecho cubierto por fina seda blanca, mientras que el mayor era más de vestir con cueros, y mostrando su delgado abdomen. Digno del khaalsar, siendo sus ropas comunes.

En algún momento inoportuno, el omega mayor lo acostó con suavidad, a cada lado de sus costados descansaron los fuertes muslos del bicolor, encima de su intimidad quedó el trasero del mayor, quien con cuidado, como si temiera lastimarlo, tomó sus manos, antes inmóviles, y las hizo acariciar con suavidad su trasero. Haruchiyo abrió con sorpresa sus hermosos diamantes, sin saber qué decir.

— Yo, yo mando. — habló en un susurro Kazutora, en su idioma natal, con la intención de que el menor aprendiera cada palabra. — yo soy el dragón, Khal. — susurró nuevamente, moviendo esta vez sus caderas sobre la entrepierna del albino, quien sonrojado memorizó las palabras, faltaba poco para que Manjiro entrara a la carpa, y buscara tomarlo.