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❝ Sarah Moore, prima lejana de Kiara siempre fue algo excluida por parte de los pogues incluso de por parte de su propia prima pero aún así estaba forzada a convivir con ellos y ellos forzados a incluirla, ella estaba llena de un vacío, un v...
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— ¿De qué va esto papá? - su garganta ardía tratando de deshacer el nudo que se había formado. — ¿Qué quieres decir con que estoy jodida?
— ¡Qué se supone que haces robándole a aún camello! - exclamó Joshep, el padre de la chica.— ¿Quién te ha enseñado eso? ¡Dime!
— Joseph... - murmuró su madre, Cristina tratando de calmar a su marido agarrando su brazo.
— ¡Joseph nada! - se zafó de su agarre. Sarah estaba muy asustada, nunca la había visto tan enfadado. — Parece ser que lo damos todo por ti y no valoras una mierda. ¡Diecinueve años, Sarah! ¿Sabes que hacía yo a esa edad? ¡Nada, porque ya tenía mi negocio montado y tenía una suma enorme de dinero!
Sarah sintió que el corazón se le paraba. Cada paso que daba su padre hacia ella sentía que se quedaba sin aire y sus ojos ya estaban llenos de lágrimas. Ella sabía que algo malo iba a pasar.
— ¿No contestas? - se acercó a ella intimidándola de inmediato. — Ahora sí que lo vas hacer, ven - la tomó por la camiseta de mala forma, casi ahorcándola.
— ¡Para Papá! ¡Me haces daño! - se la llevó de la camiseta hasta el cuarto de la muchacha.
— ¡Joseph déjala! ¡Nos pueden detener por maltrato! - chilló su madre sin moverse del sofá.
Su padre la tiró a la cama y la joven se sostuvo a las sábanas echándose para atrás. Joseph se quitó el cinturón con rabia y la miró, la vio como su oportunidad de desahogo de todo lo que llevaba aguantando durante años.
— Te voy a enseñar a respetar. Por las buenas o por las malas, no me queda otra.
— ¡No lo hagas, porfavor! - se tapó con ambos brazos. Empezó a ver borroso por las lágrimas y su cabeza retumbaba.
Joseph tomó aire fuerte para preparase. Su primer golpe fue en la cintura de la chica y de inmediato esta gritó retorciéndose en la cama. El padre empezó a ver los "resultados" que quería. Le dio cuatro golpes más en diferentes sitios. Sarah quedó sin aire, su cabeza se desconectó de inmediato de la situación, era tan traumático lo que estaba viviendo que su mente tuvo que defenderse causando que la joven se tumbara en la cama rendida.
— Devuelve el maldito dinero. No quiero tener que repetir esto - apretujó sus mofletes con rabia. Sarah ya no estaba, escuchó la voz de su padre pero todo estaba borroso.
Joseph volvió abajo de las escaleras y desencadenó una discusión con su mujer.
— ¡Nos van a detener por maltrato, Joseph! ¡Es tu hija! - le gritó la mujer desquiciada tras el horror que había vivido.
