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Zayn.

Estaba teniendo inconvenientes para concentrarme en la tarea de adquirir la jodida pieza de equipo que podría hacer que mi compañía ganara billones de dólares. Todo por el pequeño geek gamer por el que me había corrido la noche anterior. Y luego en la mañana.

Y con suerte lo haría de nuevo esta noche.

Apreté la mandíbula mientras que mi polla se endurecía, haciendo que mis pantalones se volvieran incómodamente apretados. No era la clase de personas que le dedicaban muchos pensamientos a los hombres con los que tenía sexo. Y, actualmente ni siquiera había tenido sexo real con este hombre. ¿Así que cuál era mi problema?

Concéntrate.

—¡Deb! —ladré. Le tomó mucho más tiempo del que debería, el aparecer por la puerta de la habitación, y yo fruncí el ceño—. ¿Hiciste las reservaciones?

Ella se cruzó de brazos, sin verse afectada por mi comportamiento tormentoso. — ¿Tienes alguna idea de lo imposible que es conseguir una reservación de último minuto para ocho personas en Segreto? —preguntó—. Tienen todo reservado desde antes de abrir.

Agité una mano. —Confío en que puedas encontrar una manera. Eres una trabajadora milagrosa, y es por eso que eres mi asistente.

Ella hizo rodar los ojos. Era una de las pocas personas en mi vida que se negaba a dejarse intimidar por mí, y se salía con la suya solo por lo excelente que era en su trabajo.

—Sí, señor. ¿Algo más?

Abrí la boca y luego dudé. Había estado pensando en preguntarle si había visto a Liam salir de la sala de conferencia. Si se veía bien. Pero eso sería una cosa absurda. En su lugar, golpeteé con los dedos la madera pulida de la mesa por algunos minutos, mientras pensaba. Finalmente, le dije:
—Encuentra todo lo que puedas acerca del negocio de Liam Payne.

Deb pareció sorprendida ante la petición.
—¿Señor?

Su expresión decía que sospechaba que mi interés podría tratarse de algo más bien personal. Estaba equivocada, era completamente relacionado con el negocio.
—Es para ejercer presión, Deb —le recordé—. Siempre hay que saber más sobre tu oponente, de lo que ellos sepan de ti.

Ella enarcó las cejas con fingida inocencia.
—¿Eso significa que también quiere que abra un archivo sobre la situación personal de Liam Payne? ¿Quiere que solicite a uno de nuestros investigadores profesionales para que indaguen más dentro de su vida?

Cuando dudé, ella sonrió y agregó: —Ejerciendo presión, Sr. Malik.

Le fruncí el ceño. —Cinco minutos más y quiero a todos dentro. Estoy cansado de perder el tiempo.

Ella esperó hasta salir de la sala de conferencias para reírse. Pero, yo todavía podía escucharla. Si no fuera tan buena en su trabajo, hace mucho tiempo la habría despedido. El problema es que era malditamente perceptiva, un rasgo que me habría resultado muy útil en el pasado durante algunas negociaciones de alto riesgo.

Pero, simplemente no me agradaba cuando usaba su poder de percepción sobre mí. Tomé nota para aumentar su bonificación anual. Se lo merecía por tener que aguantarme diariamente.

Mientras que ella reunía a los demás, me senté en la mesa y saqué mi teléfono. Fruncí el ceño. Nada de parte de No Sam. Una sensación incómoda se apretó en mi pecho.

Abrí la aplicación de mensajes de texto, solo para asegurarme. Todavía nada, pero luego aparecieron los tres puntitos en la pantalla. Sonreí sintiendo como la anticipación florecía en mi interior. Lo imaginé en algún lugar cercano, inclinado sobre su teléfono mientras le escribía un mensaje a su desconocido.

eres real?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora