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Mi Señor: Cada mañana, espero un mensaje, una foto o un video de mi sumisa deseándome los buenos días, es lo primero que harás el despertar. Cada noche, me dirás lo que hiciste durante el día y me darás las buenas noches.

Releo el mensaje una y otra vez, dando vueltas por la cama.

Esperaba que tal vez me llevara al club y me iniciara, no esto.

¿Empezamos hoy o mañana?

Tengo preguntas y miedo a hacerlas.

¿Cómo funcionará lo nuestro? ¿Me gustará o será una mala experiencia? Me digo que no tengo nada que perder, ya me han quitado mucho y esto es lo único, en un largo tiempo, que hago porque quiero. Me acomodo y poso para la cámara, envío una selfie con un "Buenas noches" a su chat. Maquillaje aún pinta mi rostro y estoy cubierta con el suéter de antes. Ojalá no le importe. ¿O se supone a que sea más atrevida?

Mi Señor: Buenas noches, baby doll.

Aquel sobrenombre me entristece, me enfurece, me hace escribir y borrar mensajes. No soy una muñeca. Aunque quieran que actúe como tal: Baila, estudia, no comas esto.

Siéntate.

No hables.

Usa esto.

¡Agh! En lugar de responder me paso el resto de la noche intentando dormir, en vano, con las contusiones que cargo y el escozor que provocan es difícil conciliar el sueño. Cuando es el momento de enfrentar el sábado, mis miembros responden con lentitud al desperezarme. Reviso mi teléfono y ya hay varios mensajes de Dai y Henri, «qué madrugadores».

El contacto "Mi Señor" luce llamativo, quien sea que tenga una ojeada a mi pantalla lo encontrará extraño. Debería cambiarlo. «O, ponerle clave a mi teléfono y un protector antiespía».

Me preparo para el día con pesadez, envío solo un mensaje de texto esta mañana y parto hacia mi clase extra con la señorita Gretchen. Son prácticas duras a las que reacciono en automático, ahogando los quejidos y conteniendo muecas que expresen mi dolor. No danzo tan fluido como siempre, cosa que Gretchen señala y me recrimina. Un par de chicas se ríen y murmuran.

—¿Cómo es que ganó el protagónico? —Oigo que dicen.

—Parece una de estas bailarinas robot que ponen en cajas de música. —La referencia a ser una muñeca tiene efecto en mí, pero lo disfrazo.

—¿Protagónico? Te informaron mal, querida. Lucy del Instituto de Baile hará de Bella.

—Se llama La Bella y la Bestia por una razón —interviene Josie en mi defensa—. Son dos personajes principales para este recital.

—Pues sí, Bestia le queda como anillo al dedo —rezonga otra con una risa. Josie se aleja del grupo y viene en mi dirección.

—Lo siento si escuchaste esto.

—Antes no te importó.

—Sí, también lamento eso.

—Mira, Josie...

—Antes de que hables, déjame a mí primero —me corta suplicante—. Sé que me porté mal y no tengo excusa, mi disculpa es tan real como lo que siento por Daihana. Y no, no estoy usándote para llegar a ella, no lo necesito. Nosotras hablamos y sé que nunca será más que eso, pero para mí es suficiente. He oído mucho de ti y odio haberme permitido ser guiada por los prejuicios, te habría conocido mejor antes y sabría lo increíble que eres.

—Tienes muy buena opinión de mí ahora basado en lo que Dai te contó, sigues llevándote de lo que otros dicen —rebato sin ceder.

—Entonces déjame establecer mi propia opinión, déjame conocerte.

Quédate Conmigo Esta Noche [Disponible En Físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora