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4. El amor es matrimonio

Jun Lixuan trazó con los ojos el rostro de Ling Qiyang y algunos movimientos sutiles, hasta que todos quedaron grabados en su mente, luego estiró la mano para guiar a Ling Qiyang y se dirigió a la mesa. Sirvió personalmente dos tazas de vino y entregó una de ellas a Ling Qiyang.

Jun Lixuan dijo: «Sé lo que estás pensando y sé lo que te preocupa. Antes me negué a casarme contigo, y ahora le pido a mi padre que me case contigo. Tengo mis propias razones. No quiero decir más ahora. Aunque lo diga, puede que no lo creas. Miremos al futuro. Es razonable decir 'se ve el corazón de la gente con el tiempo'».

Ling Qiyang meditó las palabras de Jun Lixuan en silencio, y Jun Lixuan dio un paso adelante y se acercó más a él. «Si hoy debo casarme con alguien, esa persona no puede ser otra más que tú».

Ling Qiyang levantó los ojos para mirarle, los ojos de Jun Lixuan eran profundos y firmes. No sabría decir por qué, aunque esta persona le entristeciera antes, hoy creía en lo que decía. Jun Lixuan no tenía motivos para engañarlo diciendo cosas buenas, y no se molestó en decir esos cumplidos en contra de su corazón.

El brazo que sostenía la copa de vino rodeó el brazo de Jun Lixuan, y los dos bebieron el vino. Jun Lixuan dejó las copas, cogió a Ling Qiyang y los puso a ambos sobre la cama.

La sábana de la cama cayó, y la corona se desparramó.

La vela roja parpadeó y el loto se calentó. La ciruela roja del jarrón se abrió en silencio, reflejando el rojo de la casa nueva, que era especialmente cálido y luminoso.

A la mañana siguiente, Ling Qiyang se despertó puntual. Aunque los dolores de su cuerpo le incomodaban un poco, nunca sería demasiado tarde para que hoy entrará en palacio a tomar el té.

Al abrir los ojos aturdido, lo primero que se le apareció fue el rostro anguloso de Jun Lixuan. Jun Lixuan se levantó temprano, no despertó a Ling Qiyang, sino que lo observó en silencio, esperando a que esta persona se despertara.

Como aún había algo que hacer hoy, Jun Lixuan no se atrevió a ir demasiado lejos anoche, y le dejó marchar después de pedírselo dos veces. Sin embargo, para Ling Qiyang, que acaba de iniciar asuntos íntimos, estas dos veces son suficientes para él. Además, la resistencia de Jun Lixuan es asombrosa, algo fuera del alcance de la gente.

«¿Despertaste?» Jun Lixuan acarició el pelo pegado de la frente de Ling Qiyang: «¿Es incómodo?».

«No pasa nada.» Las orejas de Ling Qiyang se pusieron rojas y apretó la comisura de los labios para levantarse.

Jun Lixuan sacó el brazo que tenía bajo el cuello de Ling Qiyang y le ayudó a levantarse. «Si te resulta incómodo, te ayudaré a presionarlo».

Ling Qiyang negó con la cabeza, cogió la ropa que le tendió Jun Lixuan y se la puso despacio. Jun Lixuan lo había limpiado anoche y estaba muy seco, así que no necesitaba ducharse y perder el tiempo.

Cuando los dos estaban bien vestidos, Ming Li, que esperaba en la puerta, entró con un sirviente que llevaba artículos de aseo y los saludó. Uno sirvió a los dos para lavarse y el otro hizo la cama. A Jun Lixuan no le gustaba que entrara gente de más en el patio principal, así que Ming Li siempre le había servido.

Pasando el velo que usó para limpiarse al pequeño camarero, Jun Lixuan dijo a Ling Qiyang: «Este es Luosu, un Qingzi, y se ocupará de ti personalmente a partir de ahora. Si quieres algo puedes decirle que lo haga».

Luosu era el pequeño camarero que acompañó a Ling Qiyang a esperar a Jun Lixuan en la nueva casa la noche anterior. No era viejo y tenía buen aspecto. Ling Qiyang tenía una buena impresión de él, así que asintió.