Aún recuerdo cada detalle de esa noche.
Lo tibias que estaban las palmas de mis manos, la dulzura que caracterizó tu mirada y la profundidad de tu voz al susurrarme cosas al oído, aún puedo sentir el tacto de tus manos sobre mi piel, la delicadeza con la que acariciabas cada parte de mi, y sobretodo, lo atento que fuiste en todo momento.
El amor emanaba en el aire y las memorias de esa madrugada jamás acabarán de danzar como mariposas revoltosas por mi mente, es inevitable dejar de pensar en lo maravilloso que fué, en lo cálido y cómodo que se sintió compartir ese momento tan importante contigo, porque se que mucho más allá de unir nuestros cuerpos, nuestras pieles, unimos también nuestras almas y absolutamente todo nuestro ser.
Todavía puedo oler tu esencia, puedo recordar tus suspiros, el roce de tus labios con los míos y el genuino y delicado cruce de nuestras miradas, ahí me di cuenta de que efectivamente eras, eres y serás..., el alocado y desenfrenado amor de mi vida.
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Cartas que nunca leíste
RomanceTe he escrito cartas desde el primer momento en el que te ví, porque no me hacía falta conocerte para saber que era contigo..., con quién quería pasar el resto de mis días.