Infinite Stratos : alma Tecnologica remake

Capítulo 21: Los Silenciosos

Capítulo 21: Los Silenciosos
Continente Norteamericano, al noreste de Estados Unidos, Punto de Defensa Estratégica No. 16,
apodado ―Erased‖, un lugar el cual ni siquiera personas con conexiones con la milicia conocía,
retumbaba con el eco de los disparos.
―¡Intruso localizado! ¡Necesitamos refuerzos en el área 6-D! ¡Repito, intruso localizado! ¡Refuerzos
urgentes en el área 6-D!‖
Los ecos de disparos de rifles de asalto, los gritos iracundos de algunos hombres, el coro de las
botas militares: todos iban dirigidos a un solo intruso.
―…‖
Una chica solitaria caminaba a través de unos andamios metálicos.
Así es, la intrusa era una simple chica.
La chica no se reía ni provocaba a los hombres, simplemente los miraba.
―…Despliégate.‖
Con el sonido de su despreocupada voz, comenzaron a reunirse anillos de luz alrededor de su
cuerpo. Esos anillos formaron una sustancia, y en pocos segundos el cuerpo de la chica quedó
cubierto por una armadura azul claro.
―¿¡Un IS!?‖
―¿¡Acaso esa perra pertenece a la organización mencionada en el reporte!?‖
La chica cuyo cuerpo estaba cubierto por el IS Silent Zephyrs, M, armada con un rifle largo utilizó
sólo su mano derecha.
Esa arma, que podía utilizar tanta energía BT como municiones auténticas se llamaba Star Breaker.
En ese momento y lugar, no había nadie más que supiera ese nombre más que la chica.
―¿¡Qué es lo que planeas!? ¡¡Atacando de esta forma al ejército estadounidense, no creas que te
saldrás con la tuya!!‖
Resonó un grito que no esperaba una respuesta en particular, pero M ocultó su rostro utilizando el
Híper Sensor con aspecto de Visor, declarando sus intenciones, algo que nadie esperaba.
―Entréguenme el IS que se encuentra sellado en esta base-Silverio Gospel.‖
―¿¡Qué!?‖
En pocos segundos, los soldados cayeron uno tras otro por las mortíferas balas disparadas por M.
Pero lo extraño era que, aunque parecía imposible, M no mató a ninguno de los soldados.
Obviamente estaba usando balas reales, pero apuntó para evitar puntos fatales.
Qué molesto…el no poder matarlos.

Pero M, renuente o no, tenía que obedecer la restricción que había sido impuesta por su superior,
Squall, cuando se le permitió el uso de ese IS: nada de asesinatos.
Obediencia- tampoco era la circunstancia adecuada.
En su cuerpo había sido instalada una nano máquina de vigilancia, y si desobedecía las órdenes,
en cuestión de segundos el centro de su cerebro sería freído.
Esa también había sido una condición impuesta por Squall, así que por ahora M tenía que
obedecer.
―¡Guaaa!‖
―¡Gyaaa!‖
―¡Maldición! ¡Cuartel general! ¡Cuartel general! ¡Necesitamos refuerzos urgentes! ¡Repito,
necesitamos refue-..! ¡¡Gahh!!‖
En poco tiempo cuando apuntar a sus objetivos comenzó a volverse difícil, M flotó tranquilamente
en el aire, comenzando a embestir a sus oponentes con un movimiento tosco.
Basándose en el mapa que era enviado directamente a su campo de visión, tenía que dar la vuelta,
bajar, y después subir.
―…‖
A la salida del pasaje relativamente largo –unos 50 metros hasta el otro extremo- M ubicó una
nueva forma sobre dicha ruta.
Por la silueta, parecía tratarse de una mujer.
¿Qué se sentiría quebrar sus costillas? El momento en el que esa malvada idea cruzó su mente,
una flecha de luz atravesó su hombro derecho.
―¿¡Q…ué!?‖
El momento en el que intentó retirar la flecha de energía, ésta explotó de forma espectacular.
―¿¡Kh!?‖
Justo antes de chocar contra el muro por el impacto de la explosión, M giró su cuerpo, activando su
propulsor en dirección opuesta.
Pero su oponente no desaprovechó esa milésima de segundo en la que se detuvo.
La siguiente flecha fue lanzada y esta vez explotó a sus pies.
Ni siquiera M, quien estaba acostumbrada a los mecanismos de frenado de alta velocidad y altitud,
pudo evadir completamente ese ataque. Fue un error causado por su egocentrismo.
―Tú…‖
―Natasha Fairs, ciudadana de los Estados Unidos y piloto de prueba IS. Además, soy la piloto
registrada del Silverio Gospel.‖
Incluso mientras hablaba, su contraataque no se ralentizaba ni un poco.
Ambas manos sujetaban algo parecido a un ala que tenía una clara capa de color plateado.