UN ASOMBROSO DESCUBRIMIENTO

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Resoplaba debido al enojo que tenía. La búsqueda de aquel mitológico artefacto no solo le era aburrida y tediosa sino también ofensiva. Él era uno de los Miceratops, un guerrero con cuerpo de hombre y rostro de toro que los humanos torpemente llamaron Minotauros cuando aún vivían en cavernas. Su raza era legendaria, de tiempos en donde los Hodrox aún se llamaban Hoen, los Zilards empezaban a aventurarse en el espacio y los Kantianos no eran ni un concepto, mucho menos la Alianza Interplanetaria. Aquel General conocido como Kraos esperaba ser tratado con un mínimo de respeto por los Kantianos, por desgracia esos infelices no conocían otra palabra que no fuera odio y amor a su Emperador. Solo porque los Miceratops era buenos en batalla que aquellos genocidas espaciales no se habían hecho cargo de ellos, sin embargo, Kraos imaginaba que no pasaría mucho tiempo antes de que cambiasen de opinión. 

De momento, solo surcaba un sector abandonado de la galaxia junto con varios Kantianos mientras buscaba un pedazo de hierro oxidado que podría o no podría existir, el famoso Killer Star, la maquina mata planetas que se usó para destruir un imperio maligno hace eones atrás. Que irónico era que ahora fuese otro imperio maligno quien estuviese en su búsqueda para utilizarlo. Sin embargo, había un problema. El Killer Star era un mito, una nave de la cual no se tenía un verdadero registro histórico en ninguno de los planetas cercanos, fuesen de los Hodrox, anteriormente llamados Hoen, o de civilizaciones extintas como los Zilards. Los archivos históricos oficiales indicaban que el planeta Tysen fue destruido por culpa de ellos mismos al hacer implosionar su núcleo al tratar de mejorar su tecnología militar, siendo ellos mismos los artífices de su propio destino. No había registro de ninguna nave asesina de planetas y aun así...

Aun así, existían varios datos contradictorios que llamaban la atención del historiador más escéptico ante la idea y del gobernante más ebrio de poder que pudiese existir en toda la Galaxia. Los archivos oficiales indican que Tysen era un planeta poderoso que rara vez usaba los recursos de su propio mundo, sino que utilizaba los recursos obtenidos de sus conquistas, para cuando la guerra acabó, ellos difícilmente hubiesen empezado a gastar sus propios recursos a menos que esta se prolongara más de lo que en realidad duró.  Ese dato contradictorio daba a entender que el conflicto terminó de manera rápida por medio de una super arma. Incluso si se dejaba a entender que los datos científicos e históricos estaban desordenados a causa de la era oscura de Hodrox, eso no quitaba que, si la guerra hubiese llegado al punto de tener que experimentar con el núcleo del planeta, entonces ¿Por qué Hodrox no los invadió? No era la primera vez que los habitantes del planeta Hoen ganaban una batalla contra un reino o planeta poderoso y lo anexaban a su imperio. Los Zilards fueron destruidos por los Saurios y cuando las tropas del rey Hodrox el Grande tomaron la capital de los Zilards, estos no la destruyeron. Sin embargo, Tysen fue borrada del mapa estelar. Aquella información a primera vista no parecía contradictoria, no fue culpa de los Hoen la desaparición de los Tysen sino de ellos mismos, hasta que comenzabas a pensar en que para que dicha investigación del núcleo se diese con la calma y rapidez necesaria, entonces sí o sí debían estar en un periodo de paz, algo que no estaba ocurriendo según los Hoen. Los Hoen dejaban en claro que tras la gran batalla en donde les ganaron, los Tysen destruyeron su planeta por accidente, pero Kraos sabía que los Hoen no les habrían dado el tiempo para hacer un jodido agujero en su planeta, ellos inmediatamente habrían aprovechado dicha victoria y los habrían invadido.

O destruido como indicaba el mito, destruido porque para ellos los Tysen eran un ejemplo a seguir en lugar de un objetivo a dominar. Según el modo de pensar de los Hoen antes de la unificación, la muerte de un planeta era mil veces mejor a la conquista ya que se les daba un poco de dignidad en sus últimos momentos.

Por mucho que se lo pensara, todo giraba a lo mismo: algo ocurrió tras la derrota de Tysen y era algo de lo cual los Hoen se avergonzaban al punto de querer dejarlo en el olvido, olvido que los Hodrox respetaron hasta la llegada del Imperio Kantiano. 

Aquellas ideas solo le daban un dolor de cabeza a Kraos, debido a lo complicado del asunto y de cómo dicha maquina por momentos parecía ser real y por momentos era claro que era un mito debido a las razones lógicas que se establecían en la versión oficial. Kraos estaba convencido de que no encontrarían nada y que estaban perdiendo tiempo valioso cuando...

- Señor- le habló uno de sus subordinados a cargo de la lectura del radar- nos aproximamos a un objeto gigantesco

- Ponlo en pantalla- le pidió Kraos con un tono tranquilo y directo a la vez

- sí, señor- le contestó su subordinado, poniendo la imagen en una pantalla azul holográfica que apareció delante del puente

- Bueno, quien lo diría- sonrió Kraos al ver cómo, flotando en mitad del espacio, una nave rojiza abandonada con varios pedazos de metal flotando a su alrededor se encontraba cerca de donde ellos estaban. Aquella nave tenía la forma de un animal marino del planeta Hoen y aunque se encontraba abandonada, todavía parecía estar en óptimas condiciones- al parecer algunas leyendas si resultaron ser ciertas 


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