Prefacio.

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El cielo sobre Konoha ardía en tonos cálidos mientras el sol comenzaba a descender en el horizonte

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El cielo sobre Konoha ardía en tonos cálidos mientras el sol comenzaba a descender en el horizonte. Las sombras se alargaban, y el ambiente adquiría un aire tranquilo que solo se vivía en los instantes previos al anochecer. Sin embargo, entre las calles adoquinadas de la aldea, una figura avanzaba con pasos lentos pero firmes. Era un hombre de mirada profunda y rostro inescrutable, envuelto en una capa oscura que apenas ondeaba con la brisa.

Había algo en su porte que inquietaba, una mezcla de poder y tristeza que lo envolvía como una segunda piel. Sus ojos, oscuros como la noche, observaban cada rincón, cada detalle, con una intensidad que solo quienes llevan el peso de la pérdida pueden tener.

Su presencia era una anomalía, un eco de un futuro que había llegado al pasado con un propósito. Sus pasos finalmente lo llevaron al campo de entrenamiento donde sabía que los encontraría.

Desde el borde del claro, permaneció en las sombras, observando. Allí estaba el Sasuke joven, con su expresión seria y ceño fruncido, lanzando kunais con precisión meticulosa. Junto a él, [T/N] se encontraba de pie, con una sonrisa divertida que suavizaba incluso el ambiente más tenso.

—¿Cuándo me vas a enseñar eso, Sasuke? —preguntó ella con un tono juguetón, acercándose un poco más para ver mejor.

El joven Sasuke no respondió de inmediato, pero su mirada se desvió hacia ella por un breve instante. Era apenas perceptible, pero allí estaba: un destello de algo que ni él mismo entendía del todo, todavía. Su silencio, como siempre, fue su única respuesta, pero [T/N] lo tomó con la misma paciencia y calidez de siempre.

El hombre en las sombras cerró los ojos por un momento, sintiendo cómo un dolor punzante se alojaba en su pecho. Verla así, viva, era tanto un regalo como una tortura.

"Eras todo para mí, y no lo entendí hasta que fue demasiado tarde. No supe cuidarte. No supe salvarte."

Cuando volvió a abrir los ojos, una nueva determinación brillaba en ellos. No podía quedarse como un simple espectador. Dio un paso adelante, rompiendo el silencio del claro.

—No te molestes en esperar —dijo con voz grave y firme, haciendo que ambos jóvenes se giraran hacia él.

Sasuke frunció el ceño de inmediato, tensándose al ver a un extraño que, para su desconcierto, le resultaba extrañamente familiar. [T/N], por otro lado, ladeó la cabeza, curiosa, pero sin rastro de miedo.

El hombre no habló nuevamente. Sus ojos vagaron, primero hacia el joven Uchiha, y luego hacia [T/N]. Verla allí, tan cerca, le produjo una mezcla de alivio y desesperación. Quería extender la mano, tocar su rostro, pero sabía que no debía. En cambio, habló con una serenidad cargada de emociones contenidas.

—¿Quién eres? —preguntó el Sasuke joven, su voz desafiante, pero con un leve temblor de inseguridad. Su mano se deslizó instintivamente hacia el kunai que llevaba consigo.

𝐅𝐀𝐓𝐔𝐌 ; 𝐔𝐂𝐇𝐈𝐇𝐀 𝐒𝐀𝐒𝐔𝐊𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora