1. no necesito que me cuiden.

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El sol brillaba intensamente sobre la aldea oculta de Konoha. Los niños correteaban por los campos de entrenamiento mientras sus risas llenaban el aire. 

Entre ellos destacaban las figuras de los jóvenes aprendices ninja, algunos practicando movimientos básicos y otros, como Sasuke Uchiha, perfeccionando habilidades que ya superaban las expectativas de su edad.

[T/N] observaba desde una ligera distancia, sentada en la rama de un árbol cercano. Su cabello azabache caía suavemente sobre sus hombros, y sus ojos azulados brillaban con curiosidad mientras seguía los movimientos precisos del chico Uchiha. Sasuke se movía con una determinación que no se veía en otros niños de su edad, lanzando kunais con una precisión casi perfecta hacia los objetivos de madera.

—Siempre tan serio... —murmuró [T/N] para sí misma, con una sonrisa ligera. Había estado observando a Sasuke durante semanas, intrigada no solo por sus habilidades, sino también por su actitud reservada. Era diferente de los demás niños, y eso lo hacía destacar aún más ante sus ojos.

Como sobrina de Asuma Sarutobi, [T/N] creció rodeada de historias sobre la grandeza de Konoha y la importancia de fortalecer los lazos entre los shinobi. Su clan, los Sarutobi, era conocido por su sabiduría y lealtad, algo que ella llevaba muy presente. Aunque era joven, aspiraba a ser una kunoichi fuerte y sabia, capaz de honrar el legado de su familia. Pero en ese momento, su atención estaba completamente capturada por el misterioso prodigio Uchiha.

Desde que había comenzado a observar a Sasuke, no había podido evitar sentir una mezcla de admiración y curiosidad por él. Sin embargo, cada vez que intentaba acercarse, su actitud distante y fría parecía levantar un muro imposible de atravesar. Pero ese día, mientras el viento acariciaba las hojas de los árboles, [T/N] decidió que ya era suficiente de mirar desde lejos.

Con un salto ágil, aterrizó en el suelo y comenzó a caminar hacia él. Sasuke acababa de clavar su último kunai en el centro del objetivo y estaba recogiendo sus armas cuando escuchó su voz por primera vez.

—¡Oye, Sasuke! —lo llamó [T/N], su tono animado contrastando con la atmósfera tranquila del lugar.

Él se giró lentamente, con una ceja arqueada y los brazos cruzados, evaluándola como si estuviera juzgando si valía la pena responder.

—¿Qué quieres? —preguntó, su voz plana y desinteresada.

[T/N] respiró hondo, sintiendo un ligero nudo en el estómago. No era exactamente la recepción cálida que esperaba, pero no pensaba rendirse tan fácilmente.

—Vi cómo lanzabas los kunais. Eres muy bueno. —Sonrió, tratando de romper el hielo.

Sasuke la miró en silencio durante unos segundos, como si estuviera decidiendo si debía molestarse en responder. Finalmente, habló con un toque de arrogancia que parecía innato en él.

—Claro que lo soy. —Su tono era simple, pero su confianza inquebrantable.

[T/N] no pudo evitar reírse un poco, lo cual pareció desconcertar a Sasuke. No muchas personas se atrevían a reaccionar de esa manera ante su actitud.

—Vaya, no tienes abuela, ¿verdad? —bromeó, cruzando los brazos también. Sasuke la miró con una mezcla de sorpresa e incredulidad. No estaba acostumbrado a que alguien lo tratara con tanta naturalidad.

—¿Y tú quién eres? —preguntó finalmente, dejando sus kunais a un lado.

—[T/N] Sarutobi. —Su tono fue seguro, aunque en su interior el corazón le latía un poco más rápido de lo normal—. Sobrina de Asuma Sarutobi, por si te suena.

—Sarutobi, ¿eh? —murmuró Sasuke, como si evaluara esa información. Asuma era un nombre conocido en la aldea, pero eso no parecía impresionarlo demasiado—. Entonces, ¿qué haces aquí en lugar de entrenar?

𝐅𝐀𝐓𝐔𝐌 ; 𝐔𝐂𝐇𝐈𝐇𝐀 𝐒𝐀𝐒𝐔𝐊𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora