El caballero Mikaela

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La mañana transcurrió tranquilamente, era igual de aburrida y pesada que siempre, quitando el tiempo que pasaba con mis amigos:

• Anthony - un chico amable, listo, gracioso, directo y algo pervertido. Lo conozco desde primero de la ESO, le encanta el anime y los videojuegos, especialmente si son tipo Gore.

• Samantha - mi amiga de la infancia, es alegre, muy activa y, a veces, negativa. No es muy buena en los estudios, pero por lo menos se esfuerza. La conozco desde primaria y también le gusta el anime, pero no tanto como a Anthony y a mi.

Durante los cambios de clase estuvimos hablando de los exámenes y eso, bueno mejor dicho, estuvieron porque yo estaba absorta en mis pensamientos.

"A ver Aria, ¿se puede saber que te ocurre?" - me dijo Anthony preocupado - "Estás como perdida. No hablas ni nada."

Se había dado cuenta de que me pasaba algo y que no era la misma de siempre.

"¿Eh? No me pasa nada, tranquilo. Es que tengo sueño y como que no presto atención, jajajaja." - respondí con una gran sonrisa.

Me miró con alivio y siguió hablando. No podía contarle la verdad porque si lo hacía, el bicho (porque no tenía otro nombre) lo perseguiría a él también. Al terminar las clases me despedí de ellos y me reuní con Mike de nuevo para volver a casa. Estuvimos hablando durante todo el trayecto, ya se me había olvidado incidente de esta mañana. Llegamos a nuestro destino, debíamos separarnos, así que nos despedimos y cada uno se fue a su casa. De camino a casa sentí un escalofrío, era el mismo de esta mañana. Opté por ignorarlo y seguir adelante.

Entré en casa y todo estaba a oscuras, en ese momento volví a sentir el escalofrío. Temiendo lo peor llamé a mi madre y a mi padre, pero no hubo respuesta. Esta claro que no iba a quedarme parada en el mismo sitio, así que procedí a encender la luz del salón o al menos eso intenté, por más que le daba al interruptor la luz no se encendía. Me cansé y opté por levantar la persiana, pero no podía por más que tirase.

"¿Pero qué pasa hoy? Primero me llegan mensajes raros, luego un bicho me persigue y ahora llego aquí y no puedo ni encender la luz ni levantar la persiana. Para colmo mis padres ni me contestan y paso de adentrarme en la casa a oscuras." - dije en voz alta totalmente cabreada.

Volví a la entrada dispuesta a salir de casa cuando escuché una risa detrás de mi. Al escuchar eso se me puso la piel de gallina. Tragué saliva y me giré para ver que había sido eso. Al final del pasillo había algo que comenzó a acercarse.

"¡No!" - grite mientras intentaba abrir la puerta.

No se abría y la sombra o como yo le llamaba, bicho, se acercaba cada vez más. Viendo que cada vez estaba más cerca, corrí hasta el salón, no tenía escapatoria. Comencé a marearme. El "bicho" se paró delante de mi y se disponía a atacarme cuando una espada lo atravesó, haciendo que desapareciera como si fuera polvo. Con dificultad, por culpa del mareo, vi la silueta de alguien que parecía ser un chico.

Caí al suelo y el chico alarmado se acercó a mi. Estando casi inconsciente solo alcancé a ver un colgante de plata que portaba, donde ponía "Mikaela".

~Las aventuras del ángel~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora