18.

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– Max, solo son tres días.

– Hace años que no salgo de viaje sin ti. ¿No vas a extrañarme?

Sergio le palmeó cariñosamente la cara a Max y lo besó.

– Claro que te voy a extrañar, iría contigo si pudiera, pero tengo clases. Además, recuerda que te estás yendo de viaje ahora para que cuando vuelvas tú y yo nos vayamos solos de fin de semana. ¿Ya lo olvidaste?

Max sonrió y hundió el rostro en el cuello de Checo

– Claro que lo recuerdo – murmuró mientras lo besaba delicadamente en el cuello y detrás de la oreja.

– Max... los niños están abajo.

– Ya no son niños, y no van a escucharnos.

– Cierto, la mayoría ya no son niños. Así que supongo que no volverás a mirar mal a Brett o a Dan, ¿cierto?

Max se apartó y frunció el ceño.

– No uses eso en mi contra.

Sergio se rió y lo besó.

– Vamos a llegar tarde al aeropuerto, anda ya. Tienes que despedirte de tus hijos.

Max y Sergio salieron de su habitación y bajaron las escaleras. Sus cinco hijos los esperaban en la sala. Elba fue la primera en acercarse y abrazó a Max.

– ¡Buen viaje, papá! ¡Te vamos a extrañar mucho!

– Yo también voy a extrañarlos estos días – aseguró Max abrazándola de vuelta.

– Que te vaya bien, papá – dijo Santiago.

– Llámanos cuando llegues – pidió Liam.

– Cuídate mucho – tercio Pato.

– ¿Vas a llamarme por teléfono? – preguntó Noel.

– Claro. Cuando me desocupe, te llamaré – Max abrazo a su hijo más pequeño.

Los cinco se despidieron de Max de forma tan adorable que Sergio entrecerró los ojos.

– Max, adelántate al auto. Tengo que darle unas indicaciones a Liam y Pato.

Max obedeció y salió. Sergio miró a sus cinco hijos.

– Me pasaré del aeropuerto a la escuela. Alguien tiene que llevar a Noel a la escuela y recogerlo para llevarlo a su partido de futbol.

– Yo me encargo – dijo Liam.

– No quiero a nadie fuera de casa después de las nueve de la noche sin haberme avisado.

– No, papá – respondieron al unísono.

– Nos vemos en la noche, todos. Si uno de ustedes piensa invitar a alguien a cenar, avísenme antes de las cinco de la tarde para tenerlo contemplado.

– Si, papá.

Sergio asintió y sonrió, más relajado.

– Que tengan buen día, niños.

– Tu también, papá – dijo Liam.

– Maneja con cuidado – agregó Pato.

Sergio salió de la casa y los cinco miraron a sus padres irse. Elba tomó su mochila y besó en la mejilla a Noel.

– Me voy. Brett me está esperando afuera.

– No me esperen a comer – dijo Santiago, revolviendo el cabello de Noel – Iré a la relojería con Leonardo.

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⏰ Última actualización: 2 hours ago ⏰

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