24: Capítulo 23

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Capítulo 23

Era la primera vez que Ash estaba en aquella zona de la Academia. Era mucho más militar que el resto de las instalaciones. Tanto que le recordó a Pentace.

La sala a la cual los habían conducido era similar a las salas de mando de Pentace, aunque mucho más pequeña.

Un oficial con uniforme militar encaraba dos enormes imágenes holográficas, de dos metros cuadrados cada una, que se abrían como un libro. Una cara mostraba la imagen exterior de una nave que flotaba en el espacio, a dos kilómetros sobre sus cabezas. La otra cara mostraba el interior de la nave.

Era minúscula. Apenas cabían sentados sus dos ocupantes. Nada tenía que ver con los buques que Ash estaba acostumbrada a ver en Pentace, ni con aquél en el que había viajado hasta Noé meses atrás.

Sooz le había explicado, en el camino, que se trataba de la nave para prácticas de navegación de la Academia. Con ella había aprendido a pilotar el curso anterior, al igual que los demás. Pero, al parecer, Cantka no había superado el curso de pilotaje con mucho éxito y, por esa razón, ella y Tesk se encontraban en una clase de recuperación. Tesk era el único de los profesores con conocimientos de pilotaje; algo que había aprendido en su carrera militar.  

—¿Cuál es el problema? ―Se apresuró a preguntar Gábor.

—El mando de maniobras se ha roto —explicó Grellar con manifiesta ansiedad—. Y el de repuesto no estaba en la nave. Así que el oficial está intentando explicarles cómo repararlo.

—¿Por qué han salido a pilotar a estas horas? —Preguntó Elek en un tono más bajo.

—Quieren que practiquemos —Respondió el chico—. Llevamos toda la tarde de prácticas. Justo antes de ella he ido yo. Podía haberme pasado a mí.

—Lo dices como si estuvieran muertos —rio Driamma. Pero al observar que nadie reía con ella, palideció—. No pasa nada, ¿no? —Preguntó con creciente alarma. Giró la cabeza para mirar al oficial que,  frente a la imagen holográfica, discutía sobre el estado del mando con Tesk y Cantka—. Lo pueden arreglar. ¿Verdad?

—Suéltalo, Grellar —masculló Gábor con gravedad.

El chico apretó los labios mientras movía las manos con agitación.

—Les quedan menos de diez minutos de oxígeno.

Ash escuchó la declaración, y el escándalo que la siguió, como si estuviera soñando. El alcohol, junto con la situación, la mantenía inmersa en un estado de irrealidad. Como si hubiera abandonado su cuerpo y estuviera viendo una película.

—¿Dónde está Lozis? —Preguntó Sooz.

—¿Qué significa que solo les quedan diez minutos? ¿Qué está ocurriendo? —Driamma estaba pasando rápidamente de la confusión al pánico. Se acercó a la pantalla y comenzó a gritarle a Tesk. El oficial intentó que se detuviera, y el nerviosísimo de Tesk, que hasta el momento parecía estar llevándolo con asombrosa templanza,  se acrecentó al ver a la chica.

Elek y Taly avanzaron para sujetarla y apartarla de las pantallas, cuyo resplandor azul sobre la sala le puso a Ash la piel de gallina. Era como si la muerte se encontrara ya entre ellos. Aun así, no logró decir nada; ni siquiera moverse.

—Ash.

Sooz estaba gritando su nombre, pero sus oídos parecían taponados por la sangre que palpitaba en las venas de su cabeza. Sentía su cráneo como una olla a presión. Ni siquiera se molestó en contestarle; de hecho, no podía. Necesitaba alejarse un poco de las voces de sus compañeros.

Se acercó al oficial, que había iniciado un contador de los minutos de oxígeno que les quedaban. Ash miró los pequeños números, flotando delante de ella sin poder creer que dos vidas se estuvieran esfumando con ellos.

SECBRA©: Libro 1 de la trilogía "DESTERRADOS" (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora