El bosque era un lugar donde el tiempo parecía detenerse. Los rayos del sol se filtraban entre las hojas, pintando patrones dorados sobre el suelo, mientras los sonidos lejanos de los soldados quedaban apagados por el canto de los pájaros y el susurro del viento. Para Gran y Mex, este era su refugio. Para Imperio, era un lugar que apenas estaba descubriendo.
Gran lo observaba con curiosidad. Imperio sostenía la rama que le había lanzado, pero no hacía ningún movimiento. Solo la miraba, como si no supiera qué hacer con ella.
—¿Qué pasa? —preguntó Gran, acercándose con una sonrisa traviesa—. ¿Nunca has jugado con una espada?
Imperio negó con la cabeza, aún sin levantar la mirada.
—Mi padre dice que jugar es una pérdida de tiempo. Y si me ve con esto... —Su voz se apagó.
Gran frunció el ceño, sintiendo una mezcla de tristeza y frustración. Recordaba haber oído palabras similares del Imperio Español, quien constantemente le decía que sus sueños de libertad eran inútiles. Pero Gran siempre había encontrado la forma de rebelarse, aunque fuera en pequeñas cosas como escapar al bosque.
—Bueno, aquí no está tu padre —dijo Gran, dándole un golpecito amistoso en el brazo—. Así que olvídate de él por un rato. Aquí puedes ser lo que quieras.
Imperio levantó la vista, encontrando los ojos de Gran. Había algo en su mirada, algo cálido y alentador que le hizo sentir que, tal vez, podía intentarlo.
—Está bien... ¿qué se supone que haga? —preguntó, con una ligera sonrisa nerviosa.
Gran alzó su propia rama y se puso en una postura dramática, como si fuera un héroe enfrentando a un enemigo invisible.
—¡Imagina que eres un guerrero luchando contra el enemigo más temible! ¡No hay reglas! Solo... no me pegues muy fuerte, ¿vale? —bromeó.
Mex soltó una carcajada mientras también alzaba su rama.
—Yo seré el enemigo. ¡Prepárate, Imperio!
Al principio, Imperio apenas se movía. Sus golpes eran tímidos, casi torpes, y su rostro estaba teñido de una mezcla de nervios y vergüenza. Pero Gran no dejó de animarlo.
—¡Eso es, Imperio! ¡Así se hace! ¡Ahora más fuerte!
Con cada palabra de aliento, Imperio empezó a soltarse. Poco a poco, sus movimientos se volvieron más fluidos, más seguros. Pronto, las risas llenaron el aire mientras los tres niños se perseguían por el bosque, sus ramas chocando como si realmente fueran espadas.
En un momento, Gran se detuvo y miró a Imperio, quien ahora tenía el rostro iluminado por una sonrisa sincera, algo que parecía poco habitual en él.
—Sabía que tenías un guerrero dentro de ti —dijo Gran, apoyándose en su rama como si fuera un caballero victorioso.
Imperio, aún respirando con dificultad, se rio suavemente.
—Supongo que... no estuvo tan mal.
Gran le dio un golpecito en el hombro.
—¿"No estuvo tan mal"? Fue increíble. Creo que te necesitamos en nuestro equipo, Imperio.
Por primera vez, Imperio sintió que pertenecía a algo. Había algo en Gran, en su energía inagotable y en la forma en que lo hacía sentir especial, que lo atraía como un imán. No podía explicarlo, pero sabía que había encontrado algo importante.
Gran también lo sentía. Había algo en Imperio, algo tranquilo y profundo, que lo intrigaba y lo hacía querer conocerlo más.
Mientras el sol comenzaba a ponerse, pintando el bosque con tonos anaranjados, los tres niños se sentaron bajo un árbol, compartiendo sueños y risas. En ese momento, lejos de los gritos de sus padres y las cadenas de sus opresores, nació un lazo especial entre Gran y Imperio, uno que ninguno de los dos podía explicar... pero que cambiaría sus vidas para siempre.

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UN AMOR EN LIBERTAD [GRAN COLOMBIA X IMPERIO BRASILEÑO]
Fanfiction"Un amor en libertad" es una novela épica que narra la historia de dos jóvenes, Gran Colombia e Imperio Brasileño, quienes, desde su infancia hasta su adultez, luchan por la independencia de sus naciones mientras descubren un amor profundo y revoluc...