ᴢᴏsᴀɴ

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ᴀ.ᴜ ᴍᴏᴅᴇʀɴᴏ

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Dónde Sanji es ciego y gracias a su padre se queda al cuidado de Zoro, un ex militar que posee cicatrices en todo su rostro al punto de casi parecer irreconocible.

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Caminando por la extensa pradera que daba hacía la mansión de la familia Vinsmoke. Zoro, estaba preparado para cumplir con su labor de cuidar al hijo tercero del propietario de la compañía de armas más grande de todo Japón, el señor Judge.

Al estar retirado de la milicia, luego de haber prestado diez años de servicio a su nación, pudo volver a reincorporarse en la sociedad, cómo guardaespaldas personal.

Aún que no le gustaba la idea de tener qué trabajar cómo niñera de un mocoso; las prestaciones y el salario, eran lo más favorable para él, en su situación.

Tocando el timbre de la ostentosa mansión, espero un par de minutos antes de que la secretaria del señor Judge saliera personalmente a recibirlo.

- Supongo que usted es el señor Zoro, mucho gusto en conocerlo, mi nombre es Robin y soy la secretaria de la compañía Germa 66.

- El gusto es mío señorita Robin - estrechando cordialmente sus manos, Zoro recibió un par de documentos que tendría que firmar si quería quedarse con el puesto de trabajo.

- Estos son algunos documentos que necesitan firmarse, pero antes, el señor Judge lo espera en su oficina.

Sin dirigirse la palabra, Zoro caminaba detrás de la mujer mientras su mirada se detenía a inspeccionar cada objeto que adornaba el lugar; en la milicia, había desarrollado la manía de observar todo a su alrededor para corroborar si algo era seguro o no.

Pudiendo darse cuenta que en las grandes paredes de la mansión, colgaban fotos con los primogénitos de la familia Vinsmoke, exceptuando al tercero de ellos; cómo si el señor Judge hubiera querido borrar todo rastro de su hijo; en su lugar, sólo quedaba un espacio vacío en dónde adornaba una pequeña placa de metal que correspondía al nombre de Sanji.

" Sanji "

Al parecer ese era el nombre del muchacho que tendría que cuidar de ahora en adelante.

- Pase, el señor Judge lo espera adentro.

- Gracias.

Acatando la orden, Zoro entró a la oficina en total silencio, mientras seguía inspeccionando el lugar.

- Señor Zoro, me da gusto poder verlo por aquí.

- Gracias por recibirme, señor Vinsmoke - haciendo una ligera reverencia, se levantó de inmediato para poder seguir con la charla.

- Vamos, solo dime Judge.

- Cómo usted prefiera, señor Judge.

- Ven aquí muchacho, toma asiento; no sabes cuánto me alegra que hayas podido venir.

- Gracias a usted por brindarme la oportunidad de poder cuidar a uno de sus hijos.

𝐎𝐧𝐞 𝐩𝐢𝐞𝐜𝐞; 𝐑𝐞𝐥𝐚𝐭𝐨𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora