CAPITULO 1

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WYATT MILLER

No sé exactamente que esperaba encontrarme cuando entré en la oficina, pero sin duda si algún día me dijeran que un viernes me encontraría a mi secretaria en la entrada de mi despacho con tal sonrisa que parecía que se le iba de la cara, no me lo creería. Evelyn, mi secretaria de 42 años, lleva trabajando para mí desde que tengo uso de conciencia, siempre ha estado ahí en todos los momentos de mi vida; como cuando me rompí los piños en mi primera vez montando bici, o cuando por fin conseguí ser campeón de la liga en rugby o incluso cuando mi padre me puso a trabajar con 16 años. Siempre he tenido una vida muy ajetreada, teniendo en cuenta que mi padre es uno de los mayores inversores de William Street, y que dirige -o más bien dirigimos- MILLER, la empresa que mamá nos dejó cuando se fue a Nepal hace par de meses. De repente, una voz me invade de mis pensamientos:
- ¿Me estás escuchando? Esto es muy importante Wyatt - Evelyn me miró con su ceño fruncido y me dirigió una mirada asesina.
-Que sí, que ya lo se, no hace falta que me lo repitas cada día que entro aquí - La recordé por enésima vez en la semana - Ya sé que estamos cayendo en picado, estoy en ello y no estoy de humor.
- Se ve que no me estabas escuchando - Evelyn me lanzó una mirada de sorpresa y empezó a sonreír - ¿¡DE VERDAD QUE NO LO SABES!?
Creo que si no fuera porque se ha escuchado en toda la oficina como acaba de gritar, no, no me hubiera enterado.
- ¡Te acaban de aceptar en Harvard! ¡Ha llegado la carta hace un rato! - Evelyn me miró con una cara de desprecio cuando vió que solo se me pusieron los ojos llorosos y apreté los puños - ¿Qué pasa? ¿No estás contento?
En cuanto pronunció esa frase, no quise escuchar más, mi corazón se acababa de parar, no podía sentir nada en ese momento, nada más que la furia y las ganas de meterle un puñetazo a mi padre que cada vez aumentaban más y más ¿Cómo he podido ser tan tonto? De verdad que llegué a pensar que por una vez en la vida, mi padre me dejaría elegir ¿Que por fin podría ser lo que yo quisiera, elegir mi propio destino? Pues no, claro que no, no era nada más que una farsa. Mis pies empezaron a moverse solos hasta que entré de un portazo y con una rabia acumulada en el despacho de mi padre.
-¿¡Me estás vacilando!? ¿Qué te dije joder? ¿¡Qué te dije!? - La rabia que sentía en ese momento no se podía explicar con palabras.

- Relájate hijo, no estamos solos - Cuando miré a mi alrededor conseguí ver a un par de hombres con traje y sentí como me observaban todos a la vez.

No sé cómo, pero conseguí relajarme y sentarme en un sitio que había libre al lado de la gran mesa de mi padre. En cuanto se acabó la reunión y salieron aquellos hombres del despacho, me giré hacia mi padre, que me miraba con una gran sonrisa.

-Entiendo que estés enfadado Wyatt, pero sabías que eso era inviable, no podías ir a esa universidad sabiendo lo que tenemos en juego....

-Papá, no sé cuantas putas veces te tengo que repetir que quiero averiguar quién soy joder, no quiero ir a la universidad más pija de estados unidos solo porque mi padre sea el gran "Gordon Miller".

-¿Y qué pretendías que hiciera? ¿Dejarte ir a Hunter College? No tienes ni idea de la imagen que daríamos si saliese algo así.

-Papá enserio, me la suda la imagen y el perfil que pueda dar, necesito saber quién soy y no quiero que todo el mundo me conozca en la universidad. ¡Quiero ser un chico normal!

-No sabes lo duro que es ser "un chico normal".

-¿Cómo lo voy a saber papá? ¡Toda mi vida he estado en una sombra detrás de ti, siendo el gran hijo Miller, el que tiene que ser perfecto, que no puede ir ni a una puta fiesta ¡Ni echar un polvo con una chica que no cumpla con tus estándares! Estoy harto de esto papá, necesito encontrarme, necesito tener una puta vida normal, y no, no pienso ir a Harvard. Lo siento papá pero tendrás que aceptar mi decisión, porqué sino, te lo juro por lo que más quieras, que me iré de casa.

En cuanto dije esto, me fui de la oficina, cogí mi coche -el cuál me acababa de sacar el carnet- y paré en un bar de carretera antes de llegar a casa.

COMO APRENDIMOS A SER FELICESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora