Un nuevo comienzo para dos soles dañados

Labóres

En la mañana siguiente la pequeña corriendo entre los pasillos estaba más animada y enérgica de costumbre, lo cual causaba un alivio sin igual en su padre, el cual la miraba divirtiéndose y jugando.

Después de un rato, la pequeña estaba recostada respirando agitadamente ya que había desgastado demasiada energía de su cuerpo.

Sumiyoshi la cargo en sus brazos para llevarla junto con él al pueblo, mientras que Yorichi estaba alistándose para ir a una misión.

-Hasta luego señor Yorichi-. Dijo con una gran sonrisa.

-Hasta luego-. Dijo este con un poco ruborizado.

•Con Sumiyoshi•

Estaba siendo el centro de atención en su pueblo, ya que había traído más carbón de lo que solía traer usualmente además de que había traído a la pequeña consigo en vez de dejarla al cuidado de Mabe, ya que era bien sabido que a Sumiyoshi le enojaba y le aterraba la idea de dejar sola a su hija sin protección.

Caminando por las calles era aturdido por un buen número de comprantes.

-¿Sumiyoshi crees que podrías darme 12 carbones de favor?-.
-Yo quiero 29-.

-Por favor, me podrías dar 9-.

Y los pedidos seguían y seguían, haciendo que Sumiyoshi hubiera ganado dinero rápido y fácil, caminando por el pueblo compraba las pastillas para la bebe, siendo interrumpido por Mabe.

-Hola Sumi, ¿ya está bien la pequeña?-. Dijo Mabe acercándose a ambos y acariciando el pelo de la niña.

-Si, y además gracias por haberme ayudado a tener la idea de venir hoy, ya que no creo haber podido venir sin que alguien más me lo digiriera-.

-No digas eso, tú haces todo el trabajo en tu casa, tienes que al menos ganarte una recompensa cada día, eres alguien muy trabajador y noble-.

Ambos adultos fueron caminando hasta la entrada de la montaña.

-Hasta luego Sumi, cuídate y ten cuidado con ese chico de aretes hanafuda-. Dijo Mabe mientras volvía de nuevo a la aldea.

Sumiyoshi por su parte analizaba las palabras de Mabe, teniendo un poco de mal presentimiento por estas -( es verdad que el señor Yorichi trabaja como cazador de demonios y es constantemente herido, ¡debería de rezar por él y cuando llegue le daré mi mejor platillo!-. Pensó con emoción lo último.

Más cercano al presente para Yorichi que se encontraba caminando hacia la aldea asignada por el patrón de esa época, mientras caminaba por los alrededores y valles observando a los pueblerinos haciendo su vida común no podía evitar repudiar a los demonios, siendo estos la causa de pérdidas de familiares, amigos, compañeros y hasta de los mismos patrones.

Mientras continuaba con su camino fue llenado cada calle solitaria por una flor de Wisteria evitando que en un futuro el demonio lograse escapar de él qué saliera escapando del pueblo.