Capítulo 37

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Los primeros rayos de sol se colaban entre las cortinas de la habitación, iluminando con suavidad el cuerpo desnudo de Jimin. La luz acariciaba cada rincón de su piel, destacando las marcas rojizas y pequeños moretones que decoraban su espalda baja, testigos del frenesí que había vivido la noche anterior. Su cuerpo dolía en cada fibra, y aunque la calidez de la cama le invitaba a quedarse, una inquietud latente lo mantenía alerta.

El mayor se removió incómodo bajo el peso del brazo que rodeaba con firmeza su cintura. Jungkook, aún sumido en un sueño profundo, mantenía un agarre posesivo sobre él, como si su subconsciente temiera perderlo incluso en el descanso. Jimin soltó un leve quejido al intentar moverse; sus piernas temblaban con cada pequeño esfuerzo, y el ardor en su trasero le recordaba la intensidad con la que el más joven lo había tomado una y otra vez, hasta que el reloj marcó las 4:15 de la madrugada.

Con paciencia, apartó el brazo de Jungkook y comenzó a deslizarse fuera de la cama, pero no llegó muy lejos.

—Vuelve a dormir, Jimin —gruñó Jungkook, su voz grave y áspera por el sueño.

Jimin se detuvo por un momento. Esa voz, tan profundamente atractiva, casi lo hizo ceder. Pero no podía quedarse. Había demasiadas razones para alejarse, y muchas de ellas resonaban en su cabeza con el timbre de Hoseok, su amigo y consejero no solicitado.

"No deberías involucrarte tanto, Jimin. Este tipo de cosas siempre terminan mal."
"¿Y si te enamoras?"
"¿Qué pasa si esto complica tu trabajo?"

Jimin sacudió la cabeza con frustración. No podía permitirse caer en esos pensamientos. Él y Jungkook no eran más que dos personas saciando sus deseos, eso era lo que se repetía constantemente. Nada más. Nada menos.

—¿Dónde guardas tu ropa? —preguntó, su voz cortante pero teñida de cierta vulnerabilidad.

—¿Ya te irás? —murmuró Jungkook, aún entre dormido y despierto. Con un gesto perezoso señaló el armario sin abrir los ojos.

—Sí. Tengo trabajo hoy —respondió Jimin, acercándose al mueble. Sus prendas estaban destrozadas, víctimas de la pasión desbordada de la noche anterior. Optó por elegir algo del guardarropa de Jungkook: una camiseta blanca, unos joggers grises y bóxers que parecían nuevos.

Mientras se vestía, sintió los ojos de Jungkook fijos en él. Aunque no lo miraba directamente, podía percibir su intensa presencia. No tardó en notar que algo en la actitud del menor era distinto.

—¿Estarás con alguien más? —la pregunta rompió el silencio, cargada de una tensión que Jungkook intentaba disimular.

Jimin alzó una ceja, sorprendido. La pregunta sonaba más personal de lo que debería para dos personas que, en teoría, no significaban nada más que un rato de placer mutuo.

—Es domingo. Tengo que grabar algunos videos con un compañero de trabajo —contestó mientras buscaba en el closet una chaqueta blanca con detalles en negro—. ¿Por qué preguntas?

Jungkook desvió la mirada hacia el techo, su mandíbula tensándose. Podía ser sincero y admitir que odiaba la idea de Jimin con otra persona, pero no tenía derecho. Ellos no eran pareja. No había compromisos entre ambos.

—Por curiosidad —respondió con voz neutra—. También porque pensé que podríamos hacer algo después de que termines.

Jimin se giró hacia él, sus ojos mostrándole un destello de confusión antes de suavizarse.

—No creo que pueda hoy. Salgo tarde y estaré cansado —dijo con honestidad, ajustándose la chaqueta—. Si acaso, podríamos hacer una videollamada esta noche.

behind the screens ✿ km auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora