Al siguiente día, la cabaña se sentía desolada.
El ambiente era pesado, casi frío, como si reflejara el estado de ánimo de Fang, que ya no estaba explicándole cosas de brujos a Buster. Se mantenía distante, su actitud cargada de cautela y temor. Le aterraba el rechazo nuevamente, una herida que apenas comenzaba a cicatrizar.Esa mañana, Fang se levantó mucho más temprano que Buster. En silencio, preparó el desayuno y lo dejó en la mesa con un gesto casi tímido, como si quisiera disculparse sin palabras. Luego, se encerró en su cuarto, donde permaneció en soledad, ahogado por sus propios pensamientos.
Buster despertó algo más tarde, encontrándose con la mesa puesta y el silencio profundo de la cabaña. Al principio no entendía la ausencia de Fang, pero al mirar alrededor, todo parecía claro: Fang estaba evitándolo. Buster se sintió culpable. Había sido cruel el día anterior, arrojándole palabras que nunca debieron salir de su boca. Sabía que Fang no era malo. ¿Por qué lo había tratado de esa manera? Fang no tenía culpa de nada.
Las horas transcurrieron lentamente, cada minuto cargado de un peso que Buster no lograba quitarse de encima. Su mente no dejaba de repetirse que debía enmendar su error. Era evidente que Fang solo quería un compañero, alguien con quien no sentirse tan solo.
Finalmente, Buster tomó una decisión. No podía seguir ignorando la situación. Caminó con firmeza hasta la puerta del cuarto de Fang y tocó suavemente, con un toque que llevaba más arrepentimiento que fuerza.
—Fang… ¿podemos hablar? —preguntó, su voz apenas un susurro.
La puerta se abrió lentamente, revelando a Fang. Sus ojos estaban ligeramente hinchados y enrojecidos, como si hubiera estado llorando. A pesar de ello, trataba de mantener la compostura.
—Sí, está bien, pasa —respondió Fang, abriendo un poco más la puerta.
Cuando ambos estuvieron dentro, se sentaron en la cama. Un silencio incómodo llenó el espacio, pero Buster no podía posponer más lo que tenía que decir.
—Quería disculparme contigo por cómo te traté ayer… —comenzó con voz baja, casi temblorosa.
—Está bien, no te preocupes. Supongo que tenías razón —respondió Fang, aunque sus palabras sonaban resignadas, como si intentara convencerse a sí mismo.
—No tenía razón, Fang. Todo lo que dije fue una mentira. Lo siento. Tuve una pesadilla en la que la reina me desterraba por encariñarme contigo, y por eso te dije cosas horribles. Pero te juro que no pienso eso.
Buster hablaba rápido, como si temiera que Fang no quisiera escuchar más. Su rostro se había puesto rojo, y bajó la mirada, avergonzado de sí mismo. Fang lo observó, confundido y sorprendido al mismo tiempo.
—¿Te estás encariñando conmigo? —preguntó Fang, su voz llena de incertidumbre.
—Yo… bueno, no lo sé. Todo esto es nuevo para mí —admitió Buster con un tono honesto—. El hecho de estar encariñándome con un enemigo...
—Yo no te veo como un enemigo, ¿sabes? —interrumpió Fang con suavidad—. Nunca he sentido atracción romántica por nadie, pero tú eres la primera persona que me hace sentir como si estuviera enamorado. Sé que para ti debe ser extraño que alguien que te secuestró y que te conoce hace solo tres días te diga algo así. Pero te juro que esto sale de mi alma, y no te estoy mintiendo.
—¿Te estás declarando? —preguntó Buster, ahora con la cara completamente roja.
—¿Tal vez? —respondió Fang, tratando de disimular su propia vergüenza.
Buster respiró profundamente. Su mente era un torbellino de emociones, y las palabras no eran fáciles de encontrar.
—Yo… no lo sé, Fang. Como te dije, esto es nuevo para mí, y más porque viene de un hombre. Nunca me han gustado los hombres, pero tú me pones nervioso desde que te conocí. Quitando el hecho de que eres un brujo, claro. ¿Podrías darme tiempo para pensarlo?
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El caballero y el brujo ᰔbustangᰔ
FanfictionEn un reino muy lejano, donde los habitantes y los reyes están sufriendo por una gran sequía, los monarcas culpan a una bruja que fue desterrada hace años. Por ello, encargan a su caballero honorario la tarea de deshacerse de ella para eliminar la s...