15. ETAPAS DEL DUELO

1 0 0
                                    

G I A N

- Busca la llave maestra ahora mismo o considérate un futuro desempleado, imbécil – Abrí los ojos sintiéndome desorientado, con todo dándome vueltas y un fuerte dolor de cabeza - ¡Gian, si me escuchas ven a abrir la maldita puerta o la tirare abajo! –

- ¿Vivien? –

Me levante dando pasos en falso y llegue a la puerta sosteniéndome de los muebles, cualquiera diría que una gran resaca se estaba encargado de darme una lección luego de una buena borrachera, pero anoche ni siquiera salí de mi habitación en el hotel y lo último que recuerdo es ver mi reloj justo a las 09:00 P.m.

- ¡Gian! – Abrí la puerta justo cuando estaban poniéndole la llave del otro lado y Vivien me miro horrorizada antes de entrar empujándome y cerrar la puerta en las caras de mis guardias – No puede ser –

- ¿Qué pasa, Viv? ¿Por qué estas tan alterada? Y lo que es más importante, ¿Qué haces aquí? –

Saque un calmante de la mesa de noche mientras ella cerraba las cortinas con una desesperación que realmente me alarmo, parecía estar esquizofrénica o algo parecido

- ¿Por qué no contestabas? Tu siempre te despiertas antes de que salga el sol, ¿Ya te viste a un espejo? – Negue tomándome las pastillas para el dolor de cabeza - ¿Qué hiciste anoche antes de dormirte? –

- Nada, ni siquiera note cuando me quede dormido y tengo una gran resaca, ¿A que vienen tantas preguntas? Me estas inquietando, tienes una cara de psicópata alucinante y no me has dicho que haces aquí –

- No me preguntes estupideces, Gian. ¿Dónde están las pastillas que te di? – Señale el baño porque en verdad me molesta hablar, me explota la cabeza – Ve a tomártelas ahora mismo ¡Pero hazlo ya! –

- Esta bien, pero ya cálmate –

Fui por las pastillas al cajón del baño, pero me detuve en seco frente al espejo, debía estar alucinando o teniendo un sueño demasiado extraño porque ese no puedo ser yo en lo absoluto

Mis ojos estaban color azul eléctrico, mi piel palideció y mis venas parecían marcarse en todo mi cuerpo, pero no de la forma normal como cuando hago esfuerzos, están alteradas, las veo fluir dentro mío como la corriente de un rio enfurecido y de color negro, un negro tan oscuro como la noche densa.

-Vivien, ¿Qué carajo es esto? –

- ¡Bébete las malditas pastillas y no preguntes! – le hice caso esperando que luego me explicara porque la verdad nunca había tenido miedo, pero esa imagen mía nunca saldrá de mi cabeza - No puedo creer que te dejara venir aquí –

Ignore por un momento sus movimientos frenéticos por mi habitación y me concentre en las pastillas, fui por una botella de agua al pequeño refrigerador y me las pase con una mueca por la garganta, son asquerosas, incluso más que las que me da Pietro.

Al notar que Vivien seguía despotricando consigo misma mientras tecleaba no sé qué en su celular, me deje caer otra vez en la cama y deje que mis ojos se cerraran, esperando que las pastillas hagan su efecto rápido porque ni siquiera soporto el sondo de mi voz

- ¿Viste lo mismo que yo o el dolor de cabeza me está haciendo alucinar? – Escuche que dejo de caminar un minuto antes de sentir como la cama se hundió junto a mi cabeza, pero no abrí los ojos – Tu silencio me hace pensar que no fue una alucinación –

- No lo es, Gian, lo que viste en ese espejo es completamente real y eres tú, así de increíble y especial, así de fantástico e innombrable, simple y excepcionalmente tu – No pude evitar sentir una especie de repulsión al ver la imagen en mi mente y no, no puedo aceptar que sea real, esa cosa no puedo ser yo – Abre los ojos –

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: 6 days ago ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

MEYERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora