Lancelot encontró refugio en el único otro lugar confiable que conocía, hacía buen tiempo que no pasaba por ahí, pero tampoco tenía intención de resaltar su presencia.
No sé percató, pero ya estaba pronto a cumplir una semana lejos del castillo. Mientras tanto, Nimue, la dama del lago, no podía hacer más que solo verlo arrodillado frente a las orillas de ese pacífico manantial cristalino.
El caballero se negaba a escuchar, solo reaccionaba para buscar su alimento, de ahí en más sus pensamientos eran uno con la brisa y el tiempo. Lancelot se negaba a hablar de lo ocurrido, no sabía cómo podría volver a levantar la cabeza con todo el peso de la culpa que recaía sobre sus hombros.
Fueron días en los que el bosque exhibió un silencio aterrador.
No solo por el lamentable estado de Lancelot, el rey de Camelot llevaba varios días desaparecido. La última pista que tenían de él era que se encontraba herido y salió corriendo al bosque.
Sin embargo los comentarios que afirmaban que el rey solo preguntaba por su caballero más fiel, Sir Lancelot, terminó tergiversando la información. Se desarrolló el rumor de que había sido el caballero quien lastimó de esa forma al rey, y es por eso que el monarca lo buscaba, para no dejarlo huir.
A decir verdad, varias posturas se alzaron en torno a esa afirmación, habían quienes lo creían y habían otros que no. Por desgracia, todos los demás caballeros de la mesa redonda fueron notificados al instante del estado del rey y algunos incluso tuvieron la dicha de toparse con ambos erizos antes de que desaparecieran. Y aunque no quisieran aceptarlo, sabían que en ese suceso únicamente ambos estuvieron involucrados.
Fueron días muy difíciles para el reino donde se empeñaron en buscar indicio alguno de ambos desaparecidos.
No tuvieron mucho éxito, sin embargo lograron difundir muy bien la noticia, tanto que fue solo cuestión de tiempo para que Lancelot se enterara.
—¿Cuándo pasó eso?— No era agradable para Nimue que las primeras palabras que Lancelot le dirigían sean con ese tono tan resentido.
—¿A qué te refieres exactamente?
—El rey lleva días desaparecido y estoy seguro de que ahora te diriges al castillo. ¡¿No pensabas decírmelo?!.
—Calmate— con una mirada apacible y comprensiva, Nimue se acercó al caballero con intención de tratar de tranquilizarlo.
Era inútil intentar razonar con él cuando estaba tan alterado.
—No iba a ir a ninguna parte— continuó diciendo la dama del lago— mi ayuda no serviría de mucho, ya no me tengo permitido interferir.
—¿Significa que sabes dónde está?— Lancelot se dejó apaciguar por el tacto tan dulce que Nimue le proporcionaba sobre sus púas.
—Se porqué está donde está. Solo te puedo garantizar que no está en riesgo.
—¿Desde cuándo...
—Desde el día en que llegaste.
Lancelot solo bajó la mirada completamente apenado, no podía creer lo que su pelea había desencadenado. Y él no estuvo ahí para protegerlo.
Su mente era un completo lío y su mirada lo transmitía con una transparencia tan preocupante para Nimue. No quería verlo en ese estado, desde hace varios años se había prometido siempre protegerlo de cualquier cosa que ocurriera y se aseguraría de garantizarle una vida que se merecía. Todo esto estaba muy lejos de eso.
Y aunque ya no debía intervenir, no pudo evitar más darle una pequeña pista que podría ayudarlo. Lo condujo hasta el pozo donde ella solía meditar, con la inquietud en el ambiente le indicó que debía prestar total atención a lo que vería.
—Es algo que ni yo puedo ver con claridad, pero espero que tú puedas lograrlo.
Tras el pequeño ritual que convocó la dama, el caballero pudo diferenciar algunas imágenes borrosas en las aguas del pozo, era una mezcla de muchas cosas, no podía identificar algo concreto.
Tardó un poco, parecía ser una hazaña difícil de mantener para Nimue, pero se esforzó por darle el tiempo prudente para que pueda encontrar lo que necesitaba.
Cuando la visión cesó, el caballero se mostraba más confundido que al inicio, causó algo de gracia en la dama, necesitaba más información si quería encontrar al rey.
—Sabes, en la biblioteca real hay gran variedad de escritos e ilustraciones, tal vez algo ahí coincida o de sentido a lo que pudiste ver.
Lancelot la percibió como la mejor idea que se le pudo haber podido ocurrir y no perdió más tiempo. Fue a buscar su armadura, nuevamente listo para enfrentar el mundo se despidió de Nimue y le agradeció por su apoyo incondicional.
La dama le deseó un buen viaje y lo despidió por la entrada al lago. Esperaba no haberse equivocado nuevamente, confiaba en que él sería capaz de descifrar la ubicación del rey.
Confiaba en que ella también estaría impaciente por ver el compromiso del caballero.
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TRUST ||Sonadow||
Fantasy"Si quieres involucrarme en tu vida, no quiero ser tu propósito. Quiero ser tu compañía." Ahora que sentía tan cercano el miedo a perderlo, solo le quedaba una opción. Confiar. -*- Los personajes no me pertenecen -*- De corazón... Gracias por leer...