Al final, Israel cumplió con la última petición de su hermana: aquel conjunto oscuro y el collar de amatista se colocaron para el entierro, tal como ella había pedido. Sin embargo, más allá de ese acto simbólico, no logró reunir la fuerza suficiente para enfrentar otro de los encargos de Willow: leer la carta que le había dejado. Aunque para él solo había una, sabía que en las manos de Gabriel habían estado otras, pero estas tampoco habían sido abiertas. Freya, temerosa y quebrada, rechazó incluso el contacto con la carta destinada a ella; no quiso leerla, abrirla o siquiera tocarla. Simplemente le pidió a Gabriel que se la entregara a Israel.
El sobre permaneció en el estante del cuarto de Israel, intacto, como un recordatorio constante. Lo veía a diario, pero no podía hacer más que mirarlo desde lejos. Era como un peso que no podía cargar, una verdad que no estaba listo para enfrentar.
Para Gabriel, la carga fue diferente pero igualmente devastadora. No podía soportar seguir en la escuela, donde cada rincón parecía recordar a Willow. Sus compañeros, al principio curiosos y luego distantes, le dirigían miradas que lo hacían sentir expuesto. Nadie le hablaba directamente, pero podía escuchar los susurros, sentir los murmullos. Era como si estuviera atrapado en un juicio silencioso, uno que nunca terminaría. Finalmente, un buen día, decidió dejar todo atrás. Se fue con sus padres, sin avisar a nadie más que a Israel y Freya. Para el resto del colegio, sin embargo, surgió un rumor que se extendió como un incendio: "También se suicidó." Las palabras eran crueles, dichas con la indiferencia del chisme. "Tal para cual," decían algunos, sin entender la profundidad del dolor que ambos habían cargado.
En la escuela, pocos podían decirse ajenos al tema. Cada rincón parecía guardar una sombra de lo ocurrido. Las teorías sobre lo que realmente había pasado comenzaron a multiplicarse. Algunos decían que Willow había planeado todo como un acto de rebeldía final. Otros, más osados, aseguraban que había algo oscuro detrás de su muerte. "Era una bruja," murmuraban algunos, señalando con emoción morbosa la aparición de un sauce blanco en un parque cercano, poco después de su muerte.
Nadie se explicaba cómo había llegado allí, ni por qué su presencia era tan inquietante. El árbol, majestuoso y extraño, parecía crecer en un lugar donde nada antes había florecido. Con el tiempo, se convirtió en el epicentro de más rumores. Los vecinos juraban haber visto una figura femenina recostada sobre sus ramas, mirando fijamente al horizonte. Otros aseguraban que, al caer la noche, el árbol parecía susurrar, su follaje moviéndose incluso cuando no había viento.
La situación alcanzó su punto más extraño el día en que Gabriel regresó inesperadamente al pueblo. Nadie sabía qué lo había llevado de vuelta, pero algunos lo vieron dirigirse directamente al cementerio. Visitó la tumba de Willow, permaneciendo allí por horas, inmóvil frente a la lápida. Luego, al caer la tarde, se alejó del lugar y caminó hacia el parque donde se encontraba el misterioso sauce.
Bajo la sombra del árbol, Gabriel se recostó, dejando que su espalda tocara el tronco. Cerró los ojos y permitió que las lágrimas, que había contenido durante tanto tiempo, fluyeran libremente. Permaneció allí hasta que la noche lo cubrió por completo. Nadie notó cuando se marchó, y al día siguiente, el parque estaba igual que siempre. Sin embargo, los rumores no hicieron más que crecer: "El árbol la protegía," decían algunos, mientras que otros murmuraban que Gabriel había ido allí para buscar respuestas que nunca encontraría.
El sauce blanco se convirtió en un símbolo de todo lo que no podía ser explicado. Para Israel, sin embargo, no era más que un recordatorio de lo que había perdido. En las noches, cuando la casa estaba en silencio, a veces creía escuchar la voz de Willow llamándolo desde el parque, como un eco lejano de lo que había sido su vida juntos. Pero cada vez que se acercaba a la ventana, no veía más que la oscuridad.
El peso de la ausencia de Willow seguía vivo en cada uno de ellos, pero el mundo, indiferente, continuaba girando. Lo único que permanecía era el sauce, silencioso y solitario, como un monumento a una vida que había terminado demasiado pronto.
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Crisantemo
Historia CortaWillow es una chica bastante sencilla y poco expresiva que hace el mínimo esfuerzo por comunicarse luego de la muerte de su padre, su madre es enfermera, por lo que casi no está en casa; por otro lado, está Israel su hermano mayor quien además de as...