»02«

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»Lo que ella más anhelaba«

»02. Nuevas tristezas«

Victoria.

No todo estaría como la mayoría de las personas piensan,no era la típica escuela que los alumnos venían hacía ti y luego te hablaban,te enseñaban la escuela y luego eran amigos; no exactamente de la manera en la que,ayer en la noche antes de dormir,me la había imaginado. La institución era,literalmente,un laberinto,tal vez en cualquier momento aparecería el gran y feroz minotauro de los relatos de la mitología griega.  

Tenía clase de inglés con una profesora apodada ''Barbie" según la secretaria del director Seller,por el cual había recibido una larga charla anteriormente sobre las reglas de la institución,como debía comportarme y me hablo sobre la,cabe decir,estricta regla denominada "La regla de las tres faltas". Ya se imaginarán lo que quiere decir,pues obviamente su nombre lo rebela,aquella regla consiste en que cualquier alumno becado,al completar con las tres faltas que el sabrá si o no hacer,será expulsado inmediatamente. Claro está,que un alumno no becado no sería ni suspendido ni expulsado,por supuesto son niños ricos con muchos beneficios en mano.

Pues,si debo hablar de la secretaria diría que es una mujer bastante joven,yo me había imaginado a una anciana de setenta y seis años amargada y muy mala,pero no la mujer resultó ser mucho más amable que la de mi ilusión. Ella tiene el pelo largo,en ese momento amarrado en un rodete muy bien realizado,lo ojos color avellana y es un poco más rellenita que las demás adultas de la escuela. Pero,aún así sigue siendo una bella y amable mujer.

Caminé por pasillos y pasillos largos,en serio estoy comenzando a creer que han hecho el laberinto parecer un colegio,por lo cual el minotauro asustará a todos con su gran cabeza de toro y cuerpo fornido y enorme de humano. Doblé tres veces a la izquierda y dos veces a la derecha,¿poco? ¡No,los pasillos son extremadamente extensos!

¡Esperen! ¿Se supone que tendré que hacer este recorrido todos los días! Genial,moriré.

Llegué a la puerta del ascensor,las puertas se abrieron dejándome el paso libre... No fue así,porque cuando entraba no vi a las dos chicas coquetas y bonitas que salían llevándose el mundo por delante. Caí al suelo,casi pierdo mi meta de subirme al elevador y mis cosas se desparramaron por todos lados. Suspiré,me levanté rápidamente el suelo,sin la ayuda de nadie aunque eso está de más,y cuando terminé de recoger mis cosas me adentré en la,en mi opinión,caja de metal.

Piso 11.

Al salir del elevador mi celular empieza a vibrar,lo busco por la mochila y nada. El estúpido teléfono se 'escondió' dentro de el libro de geografía. Rodé los ojos,seguramente cuando mis cosas se cayeron,no sé en cual de las dos veces,lo coloqué ahí dentro sin darme cuenta.  

                 Mamá.

         Llamada entrante.

Antes de responder observé la pantalla de mi celular. ¿Por qué tengo una foto de un helado con la cara de mi madre? ... En fin,luego resolveré eso. 

—Hola mamá.—dije sin ánimos—. ¿Qué sucede?

—Hola,cariño.—dijo,al parecer,sonriente—. ¿Cómo te encuentras? ¿Te pasa algo?
  
—No mamá,no pasa nada—mentí. En realidad,se podría decir que sí pasaba algo. No había tenido un buen comienzo en esta escuela,lo que significa que no tendría un "buen futuro" aquí. Pero nadie lo notó,ni siquiera mi madre—. ¡Mamá,por favor! ¡Ni siquiera comenzó mi clase y ya me llamas!

—Es que... lo lamento,cariño; estoy emocionada por ti,es una muy buena oportunidad y debes saber que no tendrás otra.— ¡Gracias,mamá! ¡Me encantan como me ayudas a subir mi estado de animo!—. Esta bien,adiós te dejo libre. Te amo.

—Nos vemos,mamá. También te amo,besos.— ¿Mamá emocionada? Seguramente,en este instante mi madre estaría llorando en los brazos de mi padre y él,soportando aquellos sollozos que,aunque no significan que sean falsos,son extremadamente exagerados para una situación como esta. ¡Por Dios,solo entré a un maldito colegio en el cual ni siquiera me libro de los insultos y o leves empujones!

En fin,silencié el teléfono,porque bueno supongo que si lo escuchan tendré una horrible nota en mi cuaderno más grande que mi casa.

Caminé por los pasillos del instituto,y cuando encontré el aula que me correspondía,entré en ella.

—Alumnos... ¡Alumnos!—grita la profesora captando la atención de los demás,pues señalo a los otros porque la mía ya la tenía—. Si son tan amables de escucharme,quiero presentarles a una nueva estudiante que se integró ahora,ella es Victoria Benz y estará con nosotros lo que resta del año.— La profesora me señaló,algunos se rieron de mí,de mi ropa o de simplemente ser la becada; supongo que aquí los rumores corren rápido—. Buenos,por favor abran sus libros en la página doce y,¿alguien tendría el placer de pasar al frente?

—Yo,profesora.¡Please!—escuché,más bien escuchamos,chillar a una voz femenina. 

—¡Muy bien! Adelante,Cleo...—respondió a la petición,supongo,de la chica. Creí que mi vista me jugaba una mala pasada,pero no; una chica de pechos grandes,y seguramente operados como todas las perras de hoy en día,y un gigantesco trasero se situó junto a la profesora. Como se esperaban,todos los babosos del salón no tenían puntualmente la vista fija en sus ojos mieles. Eso es un hecho.


—¿Puedes decirme algún verbo,Cleo?—le preguntó la profesora,pero ella negó con la cabeza. Rodé los ojos y la profesora volvió a hablar—. ¿Alguien más quiere pasar?

Yo levanté la mano y la profesora me señalo con la mano y me hizo una seña para que me acercara hacia ella.

—Bien,cariño,dime algún verbo.

—Eat.—dije sin importancia,pero me arrepentí al escuchar los comentarios que hicieron sobre aquel verbo. "Por favor,eso es lo que tú haces","por el bien de la humanidad,deberías dejar de ir a los restaurantes de comida rápida","aquí cerca hay un gimnasio,¡lo necesitas!" Cerré mis ojos,me mordí el labio y luego disimuladamente observé mi cuerpo.

Ellos tienen la razón,estoy gorda. ¡Por Dios,soy un cerdo! ¡No,no puede estar pasando! ¡Debo ser una princesa! 

« Si quieres ser una princesa como yo,debes dejar de comer,¡maldita vaca asquerosa! » me retó una voz en mi cabeza.

Nadie notó que no me sentía bien con los comentarios sobre mi cuerpo,no lo hicieron. Entonces,desde ese momento mi mundo en el que pensaba que era flaca se derrumbó. Aunque me insultaron,debo agradecerles; ¡me abrieron los ojos! ¡Si no lo hubieran hecho,seguiría siendo una gorda por mucho más tiempo!

*

Ya habían terminado todas las clases,por suerte,y entonces caminaba por las calles de Capital en busca de la parada del autobús. Cuando éste llegó,lo paré levantando la mano,frenó y me subí a él. Terminé de pagar el boleto,y me senté en un asiento libre.

**

—¡Llegué,familia!—dije fingiendo una sonrisa y caminando hacia la cocina.

—¡Oh,cariño! ¡Siéntate,ya está servida la comida!—exclamó mi madre otorgándome un abrazo.

—No mamá,no comeré.—dije.

—¿Segura?

—Segura,no te preocupes.

Me encerré en mi cuarto y me observé al espejo. Si,definitivamente,estoy gorda. ¿Gorda?¡Gordísima! Corrí hacia mi mochila y le saqué el filo al sacapuntas,luego lo deslicé por mi muñeca izquierda. Un ardor recorrió mi cuerpo,pero luego se convirtió en algo mucho más reconfortante que esta sociedad de mierda.

Nuevas tristezas llegarán.

Igual que nuevos dolores,igual,

porque ya no puedo más aguantar...

Ellos ya no más aguantarán.


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Gracias por leer,besos.

»Lo que ella más anhelaba«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora