XV; Algún dia.

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El doctor se fue y nos dejó solos. Me dijeron que ya me podía ir.


—Maddy...Te extrañé mucho—

—También te extrañé...Estaba pensando mucho en llamarte—

—Maddy,te he dicho que no dudes en hacerlo,y me has prometido que lo harías—

—Quería durar el mayor tiempo aquí...Aunque,no me importaba regresar a casa y soportar a mi padre...Ibas a estar tu,ibas a estar ahí—

—Ahora nadie va a golpearte...Vas a quedarte conmigo hasta...¿Tienes pasaporte para estados unidos?—

—No...—

—Nos llevará un mes hacerlo...Bueno,vamos a estar en Berlín todo ese mes y viajaremos a Estados Unidos,¿Si?—

—Si...Ya quiero que llegue el siguiente mes...—

—Ten paciencia...Nos iremos de Alemania,y si es necesario,no volveremos— Ella asintió.

Luego de un momento,salimos del hospital y acompañamos a Maddy a su casa.

El chico que estaba con ella se fue a su casa,mientras que Gustav y yo la esperábamos afuera,sentados debajo de un árbol gigantesco.

—¿Que dice?—

—Nada...Solo que me ha extrañado—

—¿No ha mencionado tu declaración de amor?—

—No. Creo que quiere evitar ese tema,y creo que es lo mejor—

—Maddy te mira de una forma muy bonita como para que no le gustes—

—Es el brillo natural de sus hermosos ojos—
—Son negros,claro que sus ojos van a brillar ante cualquier luz...Pero me refiero que cuando está contigo,sonríe con sus ojos,te dice que te ama con solo mirarte...— Dijo.

Pero sus ojos no eran negros.

Eran marrones. Una hermosa pupila negra,con su alrededor marrón oscuro,tan oscuro que hasta es difícil verlos en el sol.

—Aveces...Aveces los ojos dicen mucho más que la boca,y,besan mucho más antes que los labios— Dijo Gustav,y tal vez tenía razón. He besado a Maddy con mis ojos antes que con mis labios.

Eran las ocho de la noche y Maddy salió con todas sus cosas.

—Vamonos— Dijo,y miró a Gustav —Lo siento,¿Como es tu nombre?—

—Gustav—

—Te conozco,pero no me sabia tu nombre— Dijo y sonrió.

Fuimos a la estación de tren.

John había ido solo para despedir a Maddy.

—Maddy...Voy a extrañarte..—

—Algún día volveremos a vernos— El chico sonrió.

—Si...Bueno,hay algo que debo decirte...Desde el primer momento que te vi,yo...— Gustav me tiró del brazo y me alejó.

—¿¡Que haces!?—

—Alejándote. No puedes escuchar eso—

—¿Para qué me alejas? Se que es lo que va a decirle— Volteé a mirarlos,y ambos estaban abrazados. —Mierda— Gustav se dió la vuelta y también los vió.

I Mɪss Yᴏᴜ; Bill KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora