Pasaron las semanas, y aunque Isabela intentaba concentrarse en sus estudios y su nuevo trabajo a medio tiempo, no podía dejar de pensar en Gabriel. No lo conocía, ni siquiera sabía mucho sobre él, pero algo en él la atraía. En el edificio, sus interacciones seguían siendo mínimas. Se cruzaban en el pasillo, se saludaban con la cabeza, pero nada más.
Isabela, sin embargo, comenzaba a notar algo extraño en su comportamiento. A veces la miraba, pero cuando sus ojos se encontraban, rápidamente apartaba la mirada. ¿Qué pensaba de ella? ¿Era solo su imaginación o realmente había algo entre ellos? Gabriel no parecía ser el tipo de persona que se relacionaba fácilmente. Siempre tenía una postura cerrada, como si estuviera protegiéndose de algo. A menudo la veía ir y venir con su mochila, con la mirada perdida, y aunque no lo admitiera, Isabela sentía que quería saber más sobre él
Una tarde, después de un día agotador de clases, Isabela decidió bajar a la tienda del edificio para comprar algo para cenar. Estaba absorta en sus pensamientos cuando, al volver a su apartamento, se dio cuenta de que Gabriel estaba sentado en la escalera, mirando al vacío. Sin pensarlo, se acercó y, al instante, ambos se quedaron en silencio. Fue un silencio incómodo, pero a la vez extraño, como si el mundo alrededor de ellos se desvaneciera por un momento.
"¿Todo bien?", le preguntó Isabela, rompiendo el silencio.
Gabriel la miró con una expresión que casi parecía confundida, como si no hubiera esperado que alguien le hablara. “Sí… solo pensaba”, respondió con voz baja.
Isabela sonrió tímidamente. No sabía por qué lo hizo, pero de alguna manera sentía que podía entenderlo. “¿Pensar mucho?”, bromeó, tratando de aligerar el ambiente.
Gabriel la miró, y por un momento, sus ojos parecieron brillar con algo que ella no podía identificar. “A veces, es difícil dejar de pensar en todo", dijo él, dejando escapar una risa amarga.
Isabela lo observó, sin saber si debía decir algo más. La conversación, aunque breve, había sido diferente. Había una tensión en el aire, algo más profundo que el simple saludo de vecinos. Sin embargo, al final, Gabriel se levantó y se fue rápidamente, dejando a Isabela con una sensación extraña, como si estuviera tocando la punta de algo mucho más grande de lo que pensaba.

ESTÁS LEYENDO
Bajo el cielo de Tokio
Romance"Bajo el Cielo de Tokio" es una emotiva historia de amor que sigue a Isabela, una joven que se muda a Tokio para continuar su carrera, pero que, en medio de la soledad, cae en la tentación de una infidelidad con su compañero de trabajo Hiroshi. A la...