Recomenzar

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Un día podré romper las rocas,

como quien hace un túnel con las manos,

como quien hace un pozo en la tierra,

podría nacer de nuevo

pero el mar es infinito.

Recuerdo cuando era niño,

cuando el río era oscuro y desnudo

y creía que, de un momento a otro, podría morir,

sin astucia,

sin elegancia,

entre unos juncos fríos

como unas rosas de olor sencillo.

Lo mejor de todo es perderse en la calles,

en los rincones de vasta soledad,

correr hasta las montañas blancas

de todas las heredades

que tuve la oportunidad de tener.

El hombre que vendía el vino

hacia tiempo que hace que está muerto,

las flores amarillas de aquella tía

hace tiempo que se han perdido

en la sequedad de la memoria.

Y, sin embargo, lo recuerdo casi todo,

como encerrado dentro de una cajita sobada

de cristal

y la agito

como un caleidoscopio

y cada día,

cada calle

es diferente.

Poemas Para Nadie en la Ciudad RotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora