✶ 001 !

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— Necesito que describa a la persona desaparecida.

La mujer con voz temblorosa, saco una foto de su bolso. El oficial vio de este, sabiendo que aquel rostro lo conocía de algún lado.

— Por favor, señor oficial.  Mi hijo no puede estar perdido, el solo era un estudiante que iba de intercambio — explicó entre lágrimas.

A su lado, un carro completamente negro, pasó. El oficial lo vio al segundo donde el rostro de un joven se asomo por la ventana. Su semblante serio le causó un escalofrío.

Pero de eso se sabía algo. Sabía que estaba involucrado con la desaparición de aquel chico. Por que esa familia era algo peculiar.

La mañana era tormentosa, una neblina cubría la calle. Y un torpe chico de cabellos rubios, intentaba subir las escaleras con sus maletas.

Su manos estaban cansadas, amenazando en soltar los sacos como maletas. Pero un chico apareció a su lado, ayudándolo a subir los últimos escalones, sujetando estas por el.

El menor lo vio atento, quedando encantando por su rostro. Un chico con una sonrisa sombría estaba frente a él,  sus ojos eran como de un zorro y el cabello era tan azabache que brillaba con la luz de los bombillos. De él,  desprendia un olor a cigarrillos, dejandole un toque misterioso.

Cuando extendió su mano, sintió esta fría y extraña a su toque. Pero eso no le importo al rubio,  quien la acepto con una sonrisa amable.

— Gracias por ayudarme a subirlas, soy Lee Félix.  Vengo de intercambio. — Su voz fue amable.

Pero eso no inmuto al desconocido frente a él,  quien solo ladeo su cabeza al otro lado y lo examino de pies a cabeza. Un sonido entrecortado salió de sus labios.

— Bienvenido, Félix. — fue corto, pero su voz era tan profunda que dejo una sensación de cosquilleo en Lee.

No quería parecer puberto, sus sentidos le estaban jugando mal. Quería parecer igual de indiferente, pero felix no era de ese tipo.

El era sociable, le gustaba marcar la diferencia y mostrar su interés en las personas. Pero este chico le activada otro sentido en su cuerpo.

Era atractivo, de pies a cabeza y tenía una mirada penetrante qué podría dominar a cualquiera.  Y felix no estaba para reprocharse.

Constantemente,  Lee buscaba encontrarse con el misterioso vecino. De verlo en las escaleras, el ascensor o incluso antes de entrar a su departamento. Pero no lo había vuelto a ver.

Los días parecían infinitos cuando no podía verlo, su mente era constante en su toque y su voz, imaginándose a este en sus pensamientos más húmedos y odiaba admitir que era más ardiente de lo que quería.

Algunas noches se encontraba desnudo en su bañera, siendo absorbido por el calor del agua. Pero eso le ayudaba a olvidar sus cansados días, sus manos masajeaban su cuerpo y atrevidamente, su erección nocturna.

Una voz puede causar más que una acción,  solo tiene que ser profunda para sumergir al oyente en su sumisión total.

Profundo ✶ hyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora