32-Vacíos entre nosotros

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Esa noche, mientras Ryan y yo repasábamos los documentos una vez más, mi teléfono vibró sobre la mesa. El número en la pantalla no estaba registrado, pero lo reconocí de inmediato. Era mi madre. Dudé un momento antes de responder, sintiendo una mezcla de rabia y dolor.

—¿Hola? —dije con voz tensa.

—Kaia, escúchame. Necesitas detenerte. Esto no te llevará a ningún lugar bueno —su voz era más áspera de lo habitual, como si hubiera estado llorando.

—¿De qué estás hablando? Tú sabías todo esto, ¿verdad? Sabías sobre Harper, sobre esa niña en la foto, sobre todo. ¿Por qué nunca me lo dijiste?

—Porque no necesitabas saberlo. ¡Porque estaba tratando de protegerte!

Reí amargamente, con el corazón acelerado.

—¿Protegerme? ¿O protegerte a ti misma? Todo esto es tu culpa. ¿Qué más estás escondiendo?

Hubo un largo silencio al otro lado de la línea. Cuando finalmente habló, su tono era más suave, casi suplicante.

—Kaia, no entiendes las cosas que he hecho. Estás lejos de tomar el control de todo.

—¿Lejos de qué, mamá? —grité, incapaz de contenerme—¡De mi familia? ¡De mi padre? ¿De esa niña en la foto? ¿Quién es ella? ¿Por qué se parece tanto a mí?

—No hagas preguntas para las que no estás lista —susurró, y por un momento, su voz sonó rota—Si sigues buscando, te vas a destruir a ti misma, Kaia.

Cerré los ojos, intentando calmarme. Pero su última frase me dio la fuerza que necesitaba para responder.

—Ya no puedes detenerme. Estoy cansada de vivir en tus mentiras. Encontré un número entre los papeles, un número que nos llevará a mi abuela. ¿Recuerdas a mi abuela? ¿La misma mujer que juraste que no sabías dónde estaba?

La línea quedó en silencio. Sabía que mis palabras habían dado en el blanco.

—Kaia, por favor, déjalo. No llames a ese número. Hice lo que tenía que hacer con tu abuela, pero no me juzgues por algo que no puedes entender.

—¿Qué le hiciste? —mi voz era un susurro tembloroso—¿Dónde está?

Ella no respondió directamente. Solo murmuró:

—Es por tu bien.

La rabia y la desesperación se mezclaron en mí, haciéndome sentir como si el aire de la habitación se hubiera vuelto más pesado.

—No me llames más, mamá. Encontraré la verdad, con o sin tu ayuda.

Colgué antes de que pudiera responder. Mi mano temblaba mientras dejaba el teléfono sobre la mesa. Ryan me miraba con preocupación, pero no dijo nada. No tenía que hacerlo. Su apoyo estaba ahí, tangible, incluso en su silencio.

Levanté la mirada hacia él y tomé el trozo de papel con el número escrito.

—Voy a llamarla. Si hay alguien que puede aclarar todo esto, es mi abuela.

Ryan asintió.

—Estoy contigo, Kaia.

Marqué el número con dedos inseguros. Cada tono de espera hacía que mi corazón latiera más rápido. Finalmente, alguien respondió. Una voz femenina, más grave de lo que recordaba, habló al otro lado.

—¿Quién llama?

Tragué saliva y dije:

—Soy Kaia. Soy tu nieta.

Hubo un largo silencio antes de que la voz volviera a hablar, esta vez más suave, casi quebrada.

—Kaia... Mi niña... Sabía que este día llegaría.

Alma Oscura [Sombras Del Pasado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora