El día había terminado, la noche estaba completamente instaurada. Los ventanales de la casa dejaban entrar los rayos de luna, apenas disipando la oscuridad de la planta baja.
Selvi caminaba por las escaleras, pensando en que aquel día había resultado más sencillo de lo que esperaba. Después del altercado de hacía ya unas horas, todo había transcurrido de manera normal.
Caminaba a la cocina para lavar lo que quedaba de platos y llevarse algo para comer de camino a casa de Christian. La oscuridad en la segunda planta era tan espesa que sentía como esta iba cediendo poco a poco a la par que avanzaba. Aquello era como una neblina negra, como tinta oscura y espesa suspendida en el aire.
Lavo los platos, intentando mantener la mayor cantidad de silencio posible, tomo su mochila y se disponía a salir cuando una notificación hizo que brincara de susto. A su teléfono le habían llegado dos depósitos, uno que decía "gracias por el asado" y otro que decía "Totalidad" el primero era casi lo mismo que el segundo. Mientras que el segundo representaba el pago de todo el dinero que debía cobrar por el mes que contrataron su servicio.
Resulto imposible no sonreír al ver aquel detalle, tanto que olvido todos los eventos extraños vividos durante el día.
Llegó por su cuenta a la salida, lanzó una mirada a la oscuridad intentando encontrar a su anfitriona, sin embargo, no logro encontrar nada más que una espesa niebla oscura y tibia que se le pagaba a la piel cual si fuese alguna especie de aceite.
Sonrió nuevamente al ver la pantalla de su celular, pues aquellas cifras era algo que usualmente apenas podía ver; de forma inmediata pensó en como gastaría aquel dinero; en a la comida que compraría, que podía cambiar el celular, su computadora. En tantas cosas pendientes, que sintió como aquella cantidad no sería suficiente.
De pronto un golpe seco se escuchó al fondo de la habitación, un sonido bien reconocido por sus años de experiencia como enfermera en hospitales. Era el de un cráneo golpeando el suelo, el de un paciente enfermo cayendo al piso.
Arrojó la mochila al costado de la puerta, encendió la linterna de su celular y corrió en dirección hacia donde había escuchado el golpe. Llego a una puerta cerrada con candado, detrás de ella se escuchaban los gimoteos y balbuceos de una persona.
Mientras buscaba con que abrir la puerta, marcó a los servicios de auxilio porque aquellas palabras inteligibles para ese momento, podrían ser sinónimo de una contusión grave. Recordó a la chica de la tarde, delgada y enferma.
"Tal vez es ella quién se ha golpeado" pensó mientras golpeaba con todas sus fuerzas la puerta. No golpeó mucho, cuando sintió que la puerta al fin cedió, abriendo se de par en par, revelando un cuarto completamente iluminado, a la par que caía de forma brusca al suelo.
A sus ojos le costaba adaptarse a tanta luz de golpe, intentó ponerse en pie y buscar el origen de aquellos ruidos guturales. Con trabajo logro encontrarla, sus ojos ardían ante tanta iluminación, de forma que el costaba enfocar a quién tenía a sus pies.
Ahí estaba, una mujer frágil como los primeros brotes de primavera; sus brazos arqueados en ángulos extraños; un par de piernas que revelaba la atrofia de una vida entera. Sus ojos hicieron contacto, entendiendo que las tres mujeres vistas en el día eran la misma persona. La mandíbula parecía dislocada, emanaba enormes cantidades de saliva y su cuerpo se retorcía como intentando ponerse de pie.
De pronto varios golpes la alertaron, la hicieron reaccionar. Sin embargo, era tarde, un miedo irascible se le instauro de pronto en lo más profundo de su ser. Era como si sus miedos de la infancia emergieran de golpe, paralizándola.
Como si la sentencia ridícula de su madre anticuada cobrara de pronto sentido "ay viene el coco" entendiendo las raíces del miedo mismo; aquel que antes de ser un aliciente a la supervivencia, te congelaba y te hacia ser devorado vivo. Aquello, era algo primigenio, emanado de la naturaleza. Era como ver rosas creciendo entre gusanos y mierda; el memento morti; un miedo trascendental, que hizo inventar dioses primigenios; que invento el lenguaje tan solo para transmitir los peligros que asechan ocultos detrás de las sombras.
—Que le haces a mi niña, relapso malviviente. Aleja tus impías manos de mi angelito. Que la ira del Dios de Abraham caiga sobre ti y toda tu descendencia; que tu castigo sea contado con las estrellas del cielo y que tu alma sea atada a lo más profundo de los infiernos.
Como la luz al final del túnel, así emergió de entre la oscuridad la señora Guiomar Santibáñez, con los vendajes sanguinolentos, un ojo cerrado con un hematoma sangrante y otras abiertas en la cabeza. Un liquido como agua escurría de su nariz mientras que el otro ojo presenciaba ya una areola oscura. La piel del codo izquierdo se encontraba abierta, revelando una posible fractura expuesta.
De un momento a otro, sintió los 150kg de la mujer aplastando su vientre, a la par que sus manos redondas y gordas, tomaban su cuello impidiéndole el paso del aire.
—Utilizad todas las armas que Dios os proporciona, y así haréis frente con éxito a las estratagemas del diablo. 12 Porque no estamos luchando contra enemigos de carne y hueso, sino contra las potencias invisibles que dominan en este mundo de tinieblas —Recitaba mientras Selvi sentía como lentamente iba perdiendo el conocimiento, hasta que la voz de la mujer con la que convivio en la cocina horas antes de volvió a escuchar gritando —Mamá —
En un movimiento rápido, y sin demora, la enorme mujer se retiro del cuerpo delgado y frágil de la enfermera quién como pudo intento ponerse de pie, a la par que la misma voz de antes le decía que se fuera.
Dando tumbos por lo débil de su cuerpo, por la oscuridad que rodeaba todo fuera de aquella habitación; tomo su mochila y apenas logro salir de la casa, camino media calle para dejarse caer al suelo de rodillas intentando procesar lo que acababa de suceder, siendo sus pensamientos interrumpidos por las sirenas de las patrullas y ambulancias que se dirigían a la casa de la que acababa de salir.
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Incendios
Fantasy¿Cuál es la temperatura necesaria para cremar un cuerpo? Un ex detective se enfrasca en la busqueda de respuestas, después de la muerte de su hermana quién desaparece después de visitar un pueblo. Todo eso mientras intenta encontrarle sentido a lo...