INOCENTE TENTACION

Capitulo 4: La Caza Silenciosa

Capítulo 4: La Caza Silenciosa (Desarrollado)

La noche en Cambridge había caído como un manto opresivo. La niebla, densa y fría, serpenteaba entre los callejones, apagando el brillo de las farolas y dejando a la ciudad atrapada en una penumbra inquietante. Freen, sentada junto a la chimenea de la biblioteca de la residencia, intentaba refugiarse en un libro de cuentos clásicos, pero las palabras danzaban en las páginas, esquivas, incapaces de capturar su atención. Su mente estaba atrapada en un remolino de pensamientos, todos relacionados con Becky y la creciente incertidumbre que esta había traído a su vida.

Un golpe suave rompió el silencio, haciendo que Freen diera un respingo. La puerta se entreabrió, revelando a Nam, quien la observaba con una mezcla de preocupación y cautela.

—Freen, ¿puedo pasar? —preguntó en un tono bajo, casi como si temiera perturbar algo más que el silencio.

Freen asintió, dejando el libro a un lado. Nam cerró la puerta tras de sí y se acercó, sentándose frente a ella. Colocó un sobre blanco sobre la mesa entre ambas.

—Esto llegó esta mañana. Estaba en la entrada, sin remitente. Creo que deberías verlo.

Freen tomó el sobre con manos temblorosas. Al abrirlo, encontró varias fotografías. Eran imágenes de ella con Becky, en momentos que ahora se sentían extrañamente íntimos: conversando en un café, paseando por los jardines de la universidad, incluso una en la que parecían estar discutiendo bajo la luz tenue de una farola. Cada una de ellas llevaba consigo una sensación de intrusión. Al final del conjunto, había una nota escrita en una caligrafía pulcra y escalofriantemente meticulosa:

"Los cuentos de hadas no siempre terminan bien. Algunos esconden monstruos disfrazados de príncipes."

El aire pareció enfriarse aún más alrededor de Freen. Levantó la mirada hacia Nam, que aguardaba con el ceño fruncido.

—¿Quién crees que pudo haber enviado esto? —preguntó Freen con un hilo de voz.

Nam negó con la cabeza, pero su expresión reflejaba algo más que simple desconocimiento.

—No lo sé, pero esto... Esto no es un juego, Freen. Desde que Becky apareció, las cosas han cambiado. No quiero señalar a nadie, pero algo sobre ella no me da buena espina. Y si esto es una advertencia, deberías tomarla en serio.

Freen quería defender a Becky, pero su garganta se cerró. Miró las fotos una vez más, preguntándose si la calidez que había sentido en compañía de Becky era genuina o si había sido manipulada todo este tiempo.

Becky y el Tablero de Sombras

En un pequeño apartamento en las afueras de Londres, Becky estudiaba un tablero cubierto de fotografías, diagramas y notas garabateadas con precisión. Cada hilo de lana que conectaba una imagen con otra contaba una historia, y cada detalle era una pieza del rompecabezas que solo ella podía ver en su totalidad.

El teléfono sobre la mesa vibró. Becky lo tomó y leyó el mensaje con calma:

"El inspector Richard ha intensificado la búsqueda. Tu pasado está a punto de salir a la luz. ¿Quieres que intervengamos?"

Una sonrisa ladeada se formó en sus labios mientras respondía:

"Déjalos. A veces, la presión transforma el carbón en diamantes."

Dejó el teléfono sobre la mesa y miró por la ventana, donde las luces de la ciudad titilaban en la distancia. Su mirada era fría, calculadora, pero en el fondo de sus ojos había un fuego que la impulsaba. Sabía que estaba jugando con límites peligrosos, pero para Becky, el riesgo era parte del encanto. Freen no era solo un objetivo; era el centro de un juego que Becky estaba decidida a ganar.

La Confrontación

La gala de la universidad, un evento lleno de risas y luces, ofrecía un contraste abrumador con las tormentas internas de Freen. Becky estaba allí, deslumbrante como siempre, y el solo hecho de verla hacía que Freen sintiera un nudo en el estómago. Decidida a obtener respuestas, cruzó la sala, ignorando las miradas curiosas que seguían sus pasos.

—Becky, necesitamos hablar. —La firmeza en su voz sorprendió incluso a Freen.

Becky sonrió, inclinando ligeramente la cabeza.

—Por supuesto, princesa. ¿Dónde prefieres que hablemos?

Freen la condujo a un balcón alejado, donde el bullicio de la fiesta se desvanecía en un murmullo lejano. La brisa nocturna soplaba con fuerza, pero el frío que Freen sentía venía de dentro. Becky se apoyó en la barandilla, observándola con una intensidad que parecía atravesarla.

—¿Quién eres realmente? —preguntó Freen, su voz temblorosa pero decidida—. Desde que llegaste, siento que todo a mi alrededor ha cambiado. No puedo evitar pensar que hay algo que no me estás diciendo.

Becky guardó silencio por un momento, dejando que la tensión creciera. Luego sonrió, pero esta vez, su sonrisa tenía un matiz peligroso.

—Soy muchas cosas, Freen. Pero, ante todo, soy alguien que te ve. Alguien que entiende lo que realmente necesitas, incluso si tú misma no lo sabes aún. —Su voz bajó hasta convertirse en un susurro—. ¿Te asusta eso?

Freen dio un paso atrás, pero Becky avanzó, sujetándola suavemente por los brazos.

—No estoy aquí para herirte. Estoy aquí para ayudarte a liberarte. Pero la libertad, querida, a veces viene con un precio.

Freen sintió cómo el mundo a su alrededor se desdibujaba. En Becky veía un abismo, pero también una promesa. La línea entre el miedo y la fascinación se había vuelto peligrosamente fina.

El Juego Escalofriante

Esa noche, Freen despertó sobresaltada por un ruido. Corrió hacia la ventana y vio una sombra moviéndose en el jardín. Contra su mejor juicio, abrió la ventana, solo para encontrar una nota en el alféizar:

"Cuidado, Freen. No todos los que te rodean son lo que parecen."

El juego había cambiado, y Freen lo sabía. Ahora no solo se trataba de su relación con Becky, sino de un misterio que envolvía su vida entera. Las piezas del tablero se movían, y Freen estaba atrapada en medio de un entramado de secretos que amenazaban con devorarla.

Próximo capítulo: "El Laberinto de Secretos"
Los velos comienzan a caer, revelando el pasado oculto de Becky. Mientras tanto, Freen deberá decidir si confiar en las advertencias o en su corazón, sabiendo que cada decisión la lleva más cerca del peligro.