la quietud

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Hay un rumor en las sombras, 
un eco que no llega, 
un nombre que no pronuncia nadie. 

La cama es un lago estancado, 
el techo un cielo raso 
donde las nubes no se mueven. 

Se pudre el reloj 
en la esquina del cuarto, 
sus agujas oxidadas 
me apuntan en silencio. 

Las manos pesan como lluvia antigua, 
el cuerpo es un naufragio sin río, 
y el aire, una manta que ahoga 
sin tocarme. 

Soy la brisa que no levanta hojas, 
la página que no se escribe, 
el susurro que no alcanza voz. 

Y aún así, el sol golpea la ventana 
como quien llama a una puerta cerrada. 
Pero yo, 
vaga, 
quieta, 
me quedo dentro del invierno. 

ecos de un silenció - milagrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora