Capítulo 3. France.

15 1 4
                                    

"¿Quieres más?" mi mamá preguntó por tercera vez. Ya me había tragado dos platos de carne a la cacerola con puré de patatas y me sentía cuatro veces mejor de lo que me había sentido en mucho tiempo. Le sonreí a mi mamá y sacudí la cabeza. Ya no tenía hambre, ahora solo quería acurrucarme con ellos y pasar la tarde poniéndonos al día. No sabía si eso sería posible, sin embargo.

"No había..." aún me costaba hablarles, era como hablar a un espejo y sentirte estúpida por hacerlo. "No había probado algo tan exquisito en mucho tiempo, mamá, muchas gracias" terminé de decir. Sus ojos se volvieron a llenar de lágrimas y sorbió su nariz, pasando el paño de cocina por debajo de sus ojos para limpiarse las lágrimas. Había estado llorando desde que entré por la puerta y ella salió de la cocina.

"Oh, mi niña, mi pobre niña" lloró, sentándose a mi lado en la mesa. Mi papá estaba sentado a mi otro lado, tomándome de la mano, con fuerzas, como si cuando me soltara me fuera a ir de nuevo. Eso no iba a suceder, podían tenerlo seguro.

"No llores, mamá." Pedí, porque mi garganta se encontraba con un nudo gracias a su rostro lloroso. "Estoy bien, todo está bien ahora"

"Tanto tiempo buscándote, cariño, estuvimos colocando anuncios en las radios, carteles, la policía te buscó por meses." Me contó. Asentí, lentamente. Los había visto, escuchado. Carteles con fotos mías, anuncios de radios. Eran la razón por la cual Kyle y yo corríamos a otro pueblo. Hasta que mis padres dejaron de buscar y pudimos ubicarnos en un lugar por más tiempo.

"Sabía que estaban buscándome, es solo que no quería ser encontrada." Dije, suavemente acariciando su mano. Ella lloró un poco más y volvió a limpiarse. "Lo lamento tanto, mamá, nunca quise hacerlos sufrir."

"Tampoco nosotros." Dijo mi papá. Lo miré, con una mueca, sabiendo a lo que se refería. "Esa carta que nos dejaste... Nunca pensamos que te habíamos causado tanto daño, siempre lo hicimos para darte lo mejor."

Al irme de casa escribí una carta de despedida, aunque más bien me sirvió para descargar todos mis rencores y explicaciones sobre por qué me largué de aquí. Ahí plasmaba mis más sinceros pensamientos sobre su indiferencia, sobre su abandono continuo a mi persona, como su hija.

"Lo sentimos, cariño. Ambos lo hacemos. Y nos dimos cuenta de lo que habíamos hecho. Es por eso que Luke es una bendición aún más grande que cualquier otro niño. Nos ayudó a reivindicarnos. Rogamos que fuera un niño y le pusimos el nombre que tú querías." Me siguió contando mi madre, mientras yo asentía. "Es un niño sano, inteligente. Ahora mismo está en su cuarto, por si quieres ir a verlo. Se parece a ti, mucho. Duerme mucho también, como tú lo hacías a su edad."

"Sí, supongo que es una cosa de perezosos. Ustedes los crean." Bromeé y los tres nos reímos. Respiré profundo, absorbiendo los olores y las sensaciones de estar en casa. "Dios, es lindo estar en casa" comenté. Mis padres me sonrieron, con los ojos brillando de nuevo. "Esperaré hasta que Luke despierte, si se parece a mí y lo hago yo me odiará por el resto de su vida" mis padres volvieron a reírse y yo sonreí, alegre. Era lindo.

"Cariño..." comenzó mi mamá, tomando mi mano con fuerzas. " ¿Cómo ha sido? ¿Dónde has estado? ¿Te ha pasado algo?" preguntó, preocupada y rápidamente. Devolví el apretón de mano y le sonreí lo más tranquilizadora posible.

"He estado en muchas partes..." le dije y tomé una bocanada de aire. "He tenido un año muy bueno y otro muy complicado. No quiero hablar de eso ahora." Respondí, finalmente. Ellos asintieron, entendiendo, pero sentía que les debía una disculpa. "Seguramente eso es lo mínimo que se merecen, una explicación y todo lo que ha pasado en estos dos años, pero, sinceramente, no puedo hacerlo ahora mismo. No estoy... lista" Mis dos padres me apretaron las manos y me sonrieron tranquilizadoramente.

Last road I takeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora