Capítulo 4. Worst mistake.

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France tenía razón.

"Así que... ¿qué tal van las cosas con Donavan? ¿Lo demandaron por agresión pública o algo?" preguntó France sonriendo, vengativa. Siempre ha querido que encierren a Levi en un calabozo y lo dejen secarse de sed y hambre. France siente con fuerza, al igual que yo.

"Nah" respondí, pasando el tenedor por el plato donde solía yacer mi trozo de pastel de chocolate. Era viernes. Día de pastel, palomitas, cervezas y Netflix. "Su padre es abogado, ya sabes. No dejaría que nada de eso pasara."

"Uh, sí, por la reputación de un buen defensor de la ley y toda esa mierda" hizo una mueca y dejó que su tenedor se deslizara entre sus labios lentamente fuera de su boca, saboreando lo último de su pastel de merengue. Después de todo, hasta Fran podía entender por lo que Levi pasaba en su casa.

"Ajá. Aunque, después de traerlo a casa, le han dado una buena patada en el trasero y le han dicho que no se vuelva a aparecer." Le conté, alzando mis cejas en un falso gesto de indiferencia.

Era ridículo, Levi nunca había encajado en esa jodida familia, pero aun así él lo seguía intentando. Volviendo a casa cada cuantas semanas, reconectando con su hermana menor, asistiendo a las cenas importantes. Pero aun así, había que decirlo, mi novio no sabía cómo alejarse de los problemas y, sobre todo, no sabía cómo diferenciar a un amigo de alguien que quiere sobrepasarse conmigo. Así que desde que estamos juntos, sus peleas se basan en celos estúpidos para con mis amigos o gente a la que apenas he dicho hola.

A veces hasta a mí me dan ganas de darle una patada en el trasero.

Y luego besarlo.

Y bueno, ya saben cómo sigue.

"Supongo que está quedándose en casa de Simon, ¿entonces?" aventuró France. Asentí lentamente y paseé mi mirada junto con mi tenedor por el plato de cerámica. Demonios, ahora sería el mejor momento para soltarlo. O podría esperar al final de la noche. O quizás, si lo digo ahora, podamos aprovechar mejor esta noche de chicas. Nuestra última noche de chicas.

"No por mucho tiempo, sin embargo" empecé. Al principio, France no se dio cuenta para dónde quería ir, pero cuando agregué "Está... pensando en hacer este viaje..." ella cayó en la cuenta. Primero, dejó caer el tenedor sobre el plato y dejó un sonido estridente en la habitación por dos segundos, en los cuales se dejó caer en su silla y me miró con una expresión escéptica. De alguien que no piensa dar una puñetera gota de saliva por mi mierda. Pero, considerando que es mi mejor amiga y que me quiere casi tanto como yo a ella, lo hace.

"No, de ninguna jodida manera, en la puta vida que el maldito demonio le dio a ese imbécil de Donavan, te va a llevar lejos de aquí" declaró, lenta y claramente. Le clavé la mirada, directamente donde ella me la clavaba también. Otra de las cosas que comparto con France, es que somos igual de tercas y obstinadas. Y ella lo supo, en ese momento, porque lo vi en sus ojos claros azulados, que yo me iría a pesar de lo que ella me dijera.

"No es por mucho tiempo" dije, tratando más de consolarla que de convencerla.

"Aubree." El nombre se le salió entre los dientes apretados, como un último suspiro. Hice una mueca, porque no quería despedirme de ella tampoco, pero no sería para siempre. Volvería, eventualmente, a verla.

Por mucho que se pueda pensar que esto es más por Levi que por mí, es erróneo. Necesito esto quizá tanto como él, porque no soporto otro jodido día en esta casa de mierda donde nadie me dirige una sola palabra y donde mis dos padres desearían que estuviera en un internado para no tener que preocuparse de mis estupideces llamadas "Educación" y "Vida propia".

"Aubree" siseó, de nuevo. Mis uñas estaban haciéndome daño en las palmas de mi mano, al tener el puño duro. "Te vas a ir con él."

"Sí, France." Respondí, después de unos segundos en silencio. Por un momento, cuando tomó una bocanada de aire y se la tragó con dificultad, pensé que iba a llorar. Pero no lo hizo, solo me miró con rigidez y seriedad extrema para decirme, quizás, una de las mejores predicciones que ella haya hecho.

"Este va a ser el peor error que cometerás en tu vida" Echó la silla hacia atrás, se puso de pie, tomó su bolso y salió por la puerta principal de mi casa. Fue la última vez que la vi.

Al día siguiente, metí todo lo que pude en un bolso, Levi subió por mi ventanal, me tomó en sus brazos y me besó con fiereza. Tomó mi equipaje, me ayudó a bajar, nos metimos en mi coche nuevo y nos largamos, lejos de todo lo que alguna vez nos hizo daño y lo que siempre nos mantuvo felices.

France me miró por unos largos segundos antes de darse la vuelta y dirigirse a la puerta de mi habitación. La escena se parecía demasiado a la última vez que la había visto y eso no me gustó para nada. Generó un desagradable dolor en mi estómago y me dieron náuseas de solo pensar que la estaba perdiendo de nuevo. Así que hice lo que debí haber hecho dos años atrás.

No la dejé ir.

"Fran, Fran, Fran, espera, joder" me interpuse entre la puerta y ella y sacudí mi cabeza, desesperada. Me miró, con escepticismo y los brazos cruzados. "No te vayas, ¿vale? Solo déjame disculparme, déjame explicarme, déjame arrastrarme para recuperar lo que teníamos antes de que Kyle llegara a nuestras vidas. Por favor, France, eres una de las personas más preciadas para mí y, Dios me ayude, no puedo perderte. No ahora. No otra vez."

El rostro de France se mantuvo frío y duro por un largo tiempo, pero no me rendí fácilmente. Por mucho que estuviera harta de los gritos, las discusiones, las peleas y los empujones de frustración, France era una de esas personas en las que nunca dejé de pensar en estos dos años y de las cuales me arrepentí tanto de haber dejado atrás. La amaba. Era mi mejor amiga. La mejor de las mejores. Estábamos unidas desde el jardín escolar. Nadie, ni si quiera Kyle, iba a destruir nuestra amistad, nuestra hermandad. Es por eso que esperé hasta que desvió la mirada y suspiró, lo que definitivamente significaba que me daría una oportunidad.

"No te saldrá fácil que te perdone" me advirtió. Sonreí y me acerqué un paso. Alzó un dedo y me detuve. "Ni barato, Bree" advirtió otra vez.

"Está bien, está bien, France, haré todo lo que esté en mis manos" le aseguré y volví a abrazarla. Me abrazó suavemente, sin grandes esfuerzos, pero tampoco con indiferencia. Me aparté, recordando que aún estaba desnuda debajo de la bata "¿Qué tal si salimos a beber algo?" ofrecí.

"¿Qué? Todavía no es de noche, querida, no es momento de emborracharte aún." No me refería exactamente a beber alcohol, pero igualmente hice una mueca al recordar que yo había bebido en el amanecer, ese mismo día, y que no era para nada anormal en mi vida desayunar un cóctel de tragos dulces a las nueve de la mañana. France rodó los ojos, leyendo mis pensamientos. "Tampoco estoy de ánimo como para que me muestres tus nuevas costumbres y horarios de bar"

"No, no, no me refería a beber alcohol. Pensaba en algún café helado o caliente, algo así. He vivido en bares un año entero. No es exactamente a donde quiero dirigirme ahora mismo." Aclaré. Ella asintió e hizo una mueca.

"¿El gilipollas te tuvo en malas condiciones?" escupió. Tomé aire y lo solté de golpe, mirando al suelo.

"Pasado es pasado, no quiero hablar de lo que sucedió aún" le dije, sacudiendo mi cabeza. "Quizás después de un buen café o de un jugo natural pueda recordarlo sin querer gritarle otra vez."

"Vale, entonces, ¿qué esperas? Ve a bañarte, apestosa" soltó. Reí y casi di saltitos hasta el cuarto de baño.

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⏰ Última actualización: Apr 12, 2016 ⏰

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