Es lunes no estoy muy bien que digamos son apenas las 10 de la mañana y necesito follar a alguien pero no a las mujerzuelas de siempre, ansío una nueva mujer con la cual poder revolcarme, para poder hacerla gritar de placer en cada penetración que haga, eso si seria excitante pero en donde consigo una chica que me mueva el piso y ocasione en mi una gran erección solo para follarmela.
Al salir de mi departamento me voy en dirección a la jugueria ahí quiza encuentre a alguien con quien poder satisfacer mis necesidades sexuales, no me importa su raza, sea de tez oscura o blanca no le tomo importancia ya que lo único que deseo es tomarla, llevarla a un cuarto en el cual podré desvestirla y así poder satisfacer el apetito sexual que perturban mis pensamientos. Al llegar a la jugueria no sabía si tomar asiento o irme a un prostíbulo ya que necesitaba con ansias que por lo menos una mujer me masturbara y así poder calmarme aunque sea un poco pero esa posibilidad se fue al mismo demonio cuando mi amigo me llamo para tomar asiento junto a él, al sentarme se inició la conversación pero durante la charla yo no prestaba mucha atención ya que solo observaba todas las mesas con la finalidad de encontrar por lo menos una mujerzuela que me masturbase en el baño del local pero de pronto quite esa idea de mi cabeza ya que se me acercó la mesera para tomar mi orden pero al verla me quede sin palabras ya que nunca ni en los mejores prostibulos del país había visto a una mujer así de excitante y fogosa, sucedio algo inesperado dentro de mi, como si mis pensamientos de lujuria se volvieran más fuerte ya que cuando vi a la mesera la erección que produjo se asfixiaba dentro de mis jeans, necesitaba sacarlo para que de un respiro y así no se ahogara en el pensamiento lujurioso de tirarme a la mesera.
Decidí retirarme de la jugueria ya que aquella encantadora mujer me había dejado con los pensamientos revueltos, deseaba con ansias llevarla a mi departamento, besarla al rededor del cuello mientras la iba desvistiendo, tirarla sobre mi cama y seguirla posandome encima mientras que ella iba abriendo aquellas delicadas piernas para poder encajar mejor y cuando ambos estemos cómodos, con un leve movimiento ir entrando de a poco y cuando aya metiendo toda mi erección dentro ella volver a sacarla y repitir los mismos movimientos solo que cada vez más intensos, en cada penetración ella gime de placer pidiendo que lo haga con más fuerza y bueno sus deseos eran ordenes, lo hize mucho más intenso pero ya no iva a aguantar mucho,sentía que ya me venía y así sucedio, al cabo de unos minutos me corri mientras daba mi última embestida pero no solamente fui yo el que terminó ya que ella también dio su último grito de placer finalizando así aquel encuentro sexual, pero lastimosamente eso ocurrió solo en mi mente al menos por el momento ya que me propongo hacerla mía a toda costa aunque lograrlo me cueste la propia vida.
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Adicto al placer
Randomes la historia de un chico el cual tiene como pasatiempo el sexo o el placer de la manera que sea con tal de satisfacer su apetito sexual