Capítulo 8

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Vio como ambos hombres se alejaban de Max y se acercaban donde estaba, percibió la preocupación y como se precipitaron a él. Abrieron la caja donde estaba, él los miró y ellos lo miraron a él, trato de hacerse pequeño para que no le hicieran daño. Ambos lo tomaron con delicadeza, el forcejeo tratando de apartarse de su toque.

En cuanto le quitaron las mordazas y las ataduras

-    No me hagan daño por favor- lloriqueo en cuanto liberaron su boca.

-    Mon amour, no nos tengas miedo, no te haremos daño- le dijo Charles y vio en su rostro a su  Charles, ese joven precioso e inocente que conoció.

-    Nos tenías preocupado Cariño- le dijo el español y vio a él amor con el cual siempre había sido tratado y por un momento se olvidó de lo que vio, pero el quejido de Max lo regresó de golpe a la realidad.

-    No me toquen por favor- les pidió, tratando de no ser tan rudo o grosero para no desatar su furia, ahora que sabía de lo que eran capaces. Vio la decepción y el dolor en ambos rostros.

-    Checo... nosotros... escúchanos por favor.. lo que viste...- trato de justificarse el monegasco.

-    No hay nada que decir, se lo vi y oí... por favor váyanse... tengo que pensar- les dijo cabizbajo, no quería mirarlos. Tenía miedo de ver a esos monstruos.

-    Te daremos tu espacio Chequito- dijo el español, sintió como se acercó y trató de besarlo en los labios, el rehuyó el beso ladeado se cara, no podía aceptar sus besos ahora que sabía que estaba manchados de crueldad y sangre.

-    Te veremos luego- le advirtió el monegasco, para después escúchalos alejarse.

En cuanto se fueron corrió hasta Max, lo trato de ayudar a levantarse pero el quejido de dolor impidió que se moviera, con sus manos temblorosas buscó su celular a tientas que Max había guardado, marcó a Horner, entre sollozos le explicó la situación y minutos después llegó la ambulancia, ambos fueron atendidos y llevados al hospital.

El solo podía recordar a Charles y a Carlos en su crueldad, no podía pensar en algo más, no sintió cuando sus heridas fueron curadas, ni cuando llegaron al hospital, permaneció junto a Max, este último estaba feliz, acompañó al neerlandés en su estancia mientras permanecía en observación, no quería regresar al hotel donde seguramente ambos lo esperaban.

-    Mijn liefje, sabía que recapacitarías, que en cuanto vieras los monstruos que son, regresarías a mi, estoy tan feliz – el neerlandés lo sacó de sus pensamientos, lo miró, los golpes comenzaron a ponerse morados y sintió lástima por él, pero en cuanto sintió su toque en sus manos un pinchazo de dolor lo golpeó, apartó la mano de él.

-    No te equivoques, estoy haciéndote compañía por qué no se a dónde ir- le dijo a su compañero, el quería irse a descansar pero no podía dejar solo a Max él había sido importante para él en su tiempo, ahora ya no quedaba nada de eso, solo empatía y se sentía culpable, había sido lastimado por su culpa.

-    Amor, yo... me equivoqué, fue un error que no volveré a cometer, te amo y se que tu también me amas, nacimos para estar juntos, para formar una familia, ser felices juntos- miró a Max y este le dedicó una sonrisa que únicamente podría ser dolorosa, tomó su mano y el miró ambas manos juntas, vio el vendaje en sus dedos – por favor vuelve a casa conmigo los bebés te extrañan, extrañan a su mami- sintió un ligero apretón en su mano.

-    Yo...- no sabía que responder, amaba esa aparte de Max, cuando el amor que sentía por el era más grande que la furia, cuando podía soportar que le arrancaran las uñas sin luchar para que el supiera lo crueles que podrían llegar a ser las personas a su alrededor, regresar podría ser un error y más si su amor se había deslavado, pero también amaba a sus pequeños gatos- yo... - sus celulares comenzaron a vibrar, con mensajes y llamadas.

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⏰ Última actualización: Dec 12, 2024 ⏰

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