Servicio bajo las sombras.

Parte 1-Eyes wide shut.

Mi historia comienza un día en que me endeudo de la peor manera.

Trabajando en un club nocturno de camarera, he visto de todo, pero necesitaba el dinero era urgente y no había banco que me diera el crédito. Tuve que juntar coraje y hablar con el jefe.

–Hay una sola manera que ganes el dinero, es mucho lo pedís. Y tengo intenciones de sacarle el jugo.

–Además te conozco, y vi cómo te miran los clientes, no sos fea y tenés un excelente cuerpo.

No me gusto la forma en que me lo decía, pero después me explico que debido a la confianza que me tenia y mis antecedentes, era la mejor manera o al menos la más segura de ganar esa cantidad de plata y quizás más...de mi dependía, o de mi suerte.

La idea era prostituirme, trabajaba de mesera en un bar del prostíbulo de alta categoría, pero de una manera que era según sus ideas, limpia y excitante según él, para mí era exponer mi cuerpo, para él de manera anomina, no hay cara, no hay pecador. Claro como si una se olvidara del momento, la idea del servicio en si era innovador, porque así lo vendía, él, además era de élite. Para mi era prostituirme sin muchos preámbulos, para él, un servicio de categoría.

El servicio constaba en una mujer dispuesta, pero con límites a dar su cuerpo, a ojos cubiertos.

Todavía me pregunto cómo se me ocurrió caer en esto.

Después de tanto meditarlo y charlarlo con las chicas del pub me que sí, no me queda otra opción tenía que hacerlo ya que necesitaba ese dinero más que a mi vida.

–Mañana a las 10 estate acá que te damos la ropa. Ya sabrás por las chicas, aseada y depilada, totalmente.

En casa hice todo de manera automática, con la mente en blanco me bañé, me depilé y mimé mi cuerpo con cremas para una cita especial.

Una vez en el trabajo me vestí con portaligas, conjunto de encaje negro, mi cabello castaño oscuro de costado en cascadas sobre mi hombro. Me maquillé suave, ya que llevaría los ojos vendados, mi perfume llenaba la habitación. Si iba a ser una experiencia sensitiva quería agradar y más que nada, quedar tranquila por mi misma que nada podría salir mal, hasta que oí su voz, y sentí su energía al entrar a la habitación...