Capítulo 15

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Lauren estaba decidida a conquistarla, evidentemente. Le enviaba flores, le compraba joyas, regalos... que encontraba en su almohada, al lado de su plato, en su escritorio. Pero eran sus conversaciones durante el almuerzo lo que empezaba a erosionar seriamente sus defensas.

Lauren Jauregui sabía cómo conquistar a una mujer.

Pero ella no quería ser una conquista más.

Con tantas emociones, había perdido de vista su objetivo y aún no había empezado a buscar en los vestidores de la casa. Además del dormitorio principal, sólo había echado un vistazo en el piso de arriba. Y en parte era culpa de Lauren, que insistía en mantener la imagen de enamoradas y no se apartaba de su lado ni un momento.

A las ocho iba a buscarla para ir a algún restaurante de moda donde las vería todo el mundo y donde la tocaba a la menor oportunidad. Y después iban al club hasta las tres de la mañana y seguía tocándola.

Llevaba cuatro días viviendo en la casa de su madre... ¡cuatro días! Y no tenía nada salvo unas hormonas superactivas y un reloj biológico que ya no sabía si era de día o de noche.

«Si fueras sincera con Lauren sobre tu madre biológica no tendrías que mentir».

Pronto, se dijo a sí misma. Pronto se lo contaría. Le gustaba demasiado como para seguir mintiéndole sobre la razón por la que se había casado con ella.

Lauren nunca había estado preocupada por ninguna mujer, pero no podía dejar de pensar en Camila, que esa noche había puesto como pretexto una jaqueca para marcharse a casa. Y, de repente, el club la aburría tanto que decidió marcharse unos minutos más tarde.

Después de conectar la alarma subió al piso de arriba, pero cuando iba a entrar en su dormitorio vio luz en una de las habitaciones.

¿Habría un intruso en la casa o Camila estaría explorando? ¿Se habría encontrado con un ladrón a pesar de las medidas de seguridad o alguien del servicio se habría dejado la luz encendida?

La necesidad de comprobar que Camila estaba bien era, de repente, tan urgente como respirar. Lauren sacó el móvil del bolsillo, dispuesta a llamar a la policía si era necesario, y entró en la habitación. Allí no había nadie, pero oyó ruido en el vestidor.

Se acercó en silencio y vio a Camila arrodillada, golpeando el suelo de madera con los nudillos.

—¿Qué estás haciendo?

Ella lanzó un grito, llevándose una mano al corazón.

—¡Qué susto me has dado!

—¿Se puede saber qué estás haciendo?

Camila se mordió los labios.

—Pues... estoy buscando un compartimento escondido.

—¿Qué?

—Verás... ésta era la casa de mi madre. Mi madre biológica. Estoy buscando sus diarios.

Lauren hizo una mueca. Tenía que haber oído mal.

—Camila, ¿de qué estás hablando? ¿Estás borracha?

—No, no lo estoy. Y es una historia muy larga —suspiró ella—. Una que debería haberte contado antes de casarnos, pero no sabía cómo hacerlo. ¿Podemos...? Ven, tengo que enseñarte una cosa.

Lauren la siguió hasta el vestidor de su dormitorio y esperó mientras sacaba dos carpetas y un montón de cartas unidas por una cinta de su maleta.

El remite era la dirección de aquella casa, sin nombre, sólo con una inicial: C.

—Tras la muerte de mi padre descubrí que no era hija de Susan Lowes. Sinuhe Estrabao era mi madre biológica. Conoció a mi padre cuando estuvo destinado en Florida, tuvieron una aventura, ella quedó embarazada... y yo soy el resultado. Las cartas que le escribió hablan de un compartimento escondido en esta casa en el que guardaba sus diarios. En uno de ellos escribió: «sólo tú, mis diarios y yo sabemos la verdad». Así que estoy esperando encontrarlos y averiguar algo sobre mí. Y, sobre todo, por qué me abandonó.

The ProposalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora