Regalo de navidad [6°F]

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Estamos celebrando en noche buena mientras degustamos una cena exquisita. Mi papá se quitó el suéter y se quedó solo en playera interior, la cual al estar fajada resaltaba su panza cervecera hinchada y aprisionada por su cinturón, pero aún así siguió bebiendo y comiendo.Mi abuelo hace rato que se soltó los tirantes y se desabrocho el pantalón, seguía comiendo pay de queso mientras sobaba su panza y se relamia boronas que se le pegaban a la barba, mi papá al verlo le subio la camisa y le sobo la panza a su viejo, acariciando esos pelos blancos que rodeaban su ombligo. Mi tío ya se había quitado la camisa tras su cuarto plato, solo estaba en un pantalón de mezclilla que ya ni siquiera le quedaba bien desde agosto, y mientras se servía más pasta y jamon ahumado, todos veíamos la rasgadura que tenía entre los muslos de su pantalón, del cual salía disparada la carne sueva y flácido de su muslo, aunque no era tan distrayante como la cantidad de comida que se le caía y reposaba en sus pechos velludos y enormes. Mi hermano por otro lado, no tenía ningún problema, solo había comido un plato, sin embargo, sí que tenía problemas en convencer a su novio de que volviera a la mesa, este se encontraba recargado en la pared mientras trataba de que no le ganaran las nauseas, pues mi hermano lo ha estado atiborrando de dulces y pastelitos desde la tarde, puedo ver como mi hermano discretamente le afloja los tirantes de su overol mientras se acerca a besar su bigote cubierto de betún. Yo estaba sentado entre mi tío y mi abuelo y sentía la presión por todos lados; tanto la panza de mi abuelo como la de mi tío se desbordaban a mi dirección y mi propia anchura era apachurrada por ambos, pero no solo eso, nuestros hombros estaban chocando unos con otros todo el tiempo, así que para facilitar las cosas, mi abuelo es quién me ha estado pasando plato tras plato mientras mi tío seguía llenando mi vaso de espeso atole. Estaba atrapado ahí, ni siquiera lograba alcanzar mi cinturón, el cuál había desaparecido en mis caderas por culpa de mi panza, pero no era lo único de mi ropa de lo que me quería liberar. Mi camisa estaba prácticamente cortando la circulación de mis brazos, no podía moverme un poco sin que la tela se escuchara  crujir, y si así era en los brazos, a mi panza no le iba mejor; el patron de cuadros estaba distorsionado por mis rollos y mis lonjas, la bolsa del pecho no tenía espacio para meter algo dentro, pues todo lo estaba ocupando mi pecho de hombre, entre los botones sobresalían con violencia  partes de mi panza, la cual estaba cubierta por una playera de Pokémon que mi tío le regalo esta mañana y la camisa me la había regalado mi abuelo.

Cuando me puse mi camisa en la mañana apenas llegaba por debajo del ombligo, pero ahora lo exponia en su totalidad. Tras una última cucharada de pure de papa con gravy, solte mis cubiertos y aleje mi plato, sentía que estaba por reventar no solo yo, sino también mi camisa, por lo que acerqué mis manos a los botones para por fin liberarlos, pero grande fue mi sorpresa cuando dos manos detuvieron a a las mias. Una era de mi abuelo y la otra de mi tío, quienes se sonrieron entre ellos y me indicaron con la cabeza que no lo hiciera.

*CUCUU CUCUUU CUCUUU*

El gran reloj de mi abuelo marcó la llegada de la media noche con el canto de su cucú. Mi papá miró a mi tío y este se levanto tan rápido como pudo, pasando detras de cada invitado golpeando sus sillas con su barriga y dirigiéndose a la habitación de arriba. Mientras él se iba, todos voltearon a verme con ansias, clavaron sus ojos en mi pero también volteaban a ver al novio de mi hermano. Tras algunos minutos, ocurrió un milagro.

—Jojojo Buuuuuarp JO, hufff, feliz navidad

Desde las escaleras descendia un obeso hombre sin camisa y un abrigo rojo abierto que mostraba su barriga velluda y llena de estrías. Su pantalón rojo le queda pegado a las piernas, dejando nada a la imaginación de sus voluptuosos muslos. Ni su barba ni su pelo era blanco, pero aún así tenía un gorro navideño y unas botas negras.

—Santaaa —Dijo mi abuelo aunque era evidente que se trataba de mi tío

—(Es que a tu abuelo le daba flojera bajar las escaleras) —me susurro mi padre al ver que claramente mi abuelo quedaba mejor para el papel

Mi tío bajaba escalón por escalón mientras su panza rebotaba y tragaba bocanadas de aire. Al llegar al último escalón de inmediato fue a tomar su asiento al lado mio y trató de recuperar el aliento .

—Oh hufff.... Hmmcof... Ahem mira a quien tenemos aquí.... A un chico bueno.... Parece que hufff santa tiene algo para ti gordito.... Ay pasame el regalo hermano

Mi papá se levantó y trajo un regalo envuelto en un papel muy curioso, pues era de rayas rosa, amarillo y cafe y encima de él un listón rojo. Todo se detuvo un instante, su mirada clavada en mi, expectantes a que abriera el regalo. Mi tío agarro una botella de refresco entera y empezó a beberla sin descanso, mi abuelo le dió una mirada penetrante por romper el papel tan rápido, así que tomó el sombrero y directamente me dió el regalo.

—Vamos nene, abrelo, todos te trajimos esto, oh por cierto, también hay otro —el abuelo puso el regalo en mis manos y pusó otro exactamente igual en las manos de mi cuñado

La incomodidad y la presión eran grandes, no solo del ambiente o de mi ropa, sino de un sentimiento de alerta, el cual poco a poco se fue intensificando al desenvolver la caja. Dentro de ella... Había un embudo.

—Santa te tiene un gran regalo gordito —Dijó mi tío mientras se sentaba detrás mio y me mantenía pegado a la silla

Se pensaría que la nula condición de mi tío haría fácil mi escape, pero su agarre era fuerte y yo tampoco podía moverme mucho con el dolor de mi panza aprisionada. A lo que mi abuelo tomó ventaja y se posicionó en frente mia, colocó sin avisar una manguera a mi boca que conectó al embudo. La escena me dejó helado, carente de reacción fui testigo de como mi abuelo empezaba a vertir una gran olla de atole sobre el embudo. Mis ojos buscarón a mi padre, pero no serviría de nada pedirle ayuda, él se encontraba reteniendo a mi cuñado, mientras mi hermano imitaba a mi abuelo, ambos ibamos a sufrir el mismo destino, era nuestra iniciación, yo ya teníais 22 primaveras y él iba a ser recibido por la familia, pero pensé que navidad era un día de paz.

*Gulp*

Sin darme cuenta, el espeso brebaje de maíz empezaba a entrar a mi boca, acariciaba mi lengua con su dulce sabor y recorría garganta hasta depositarse en mi estómago. Con todo lo que comi hoy, sentía como llegaba a empujar incluso mis costilla o mi diagrama, pero no había nada que pudiera hacer.

*Gulp Gulp Gulp*

Frente a mi estaba mi abuelo, que con su palida cara me sonreía de oreja a oreja. Pero yo no podía con el dolor del atole forzando su entrada a mi panza hinchada a punto de reventar. No fue hasta que mi tío empezó a masajearla un poco que pude tragar más. Mis mejilla se ponían rojas y los botones chillaban por piedad a medida que mi expansiva masa los torturaba, desde el botón más bajo podía verse mi profundo ombligo y como mi panza levantaba más la playera que llevaba abajo.

*POP*

El primer botón salió disparado y de ahí perdí el control, mi panza sobresalto al tener más espacio y mi alivio fue tan grande que me relaje recargandome en la silla. Mi tío ya no tuve que sostenerme más y en su lugar picaba con su dedo la parte de mi panza expuesta. Ambos me miraban contentos, hasta me felicitaron a medida que cada botón salia disparado. Ya no podía pensar en nada más que en lo enorme que me estaba poniendo y lo gordo que debo estar para estar haciendo tal escena.

*PoP*

Y ese fue el último,  ya solo quedaba el botón que cubría mis pechos, pero mi abuelo fue quien decidió abrirlo directamente.

—Feliz navidad

Dijo él y antes de que cerrará los ojos, pude ver como todos decían lo mismo.

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⏰ Última actualización: Dec 26, 2024 ⏰

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