Despertar [5°F]

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*Clic..clic..clic*
Las manecillas no se detienen, se mueven por segundo, se mueven sin esperar. Encima de la puerta de la entrada principal descansa el reloj inmovil, él nunca se mueve a pesar de que el mecanismo de su interior jamas descansa.Diría que ambos se encuentran en la misma situación. La diferencia es que tu te encuentras pegado a un silla alejada de la mesa del comedor, con las piernas abiertas y aún con la ropa de tu trabajo. Volteas a ver el reloj, son apenas las 6:30 de la tarde, una hora totalmente extraña para comer, y aun así hay algunos platos sucios sobre la mesa, en la canasta de pan no hay más que migajas y la puerta del refrigerador parece que no está correctamente cerrada. "¿Volviste a atracarte Rogelio?
Oh vaya que lo hiciste, puedo verte desde aquí batallar por un poco de aire, mirate nada más"
Palabras son pronunciadas, pero jamas escuchadas, rebotan solo en la misma percepción del hombre sentado. Él se mira por un momento y trata de entender un sentimiento que es ahogado por sus bocanadas. Rogelio cerró los ojos y pasó una mano por su estómago, sintiendo la curvatura que parecía ser más pronunciada día con día; se sentía tensa, pero no era más que su estómago atiborrado hasta reventar y la opresiva tela de su camisa azul.
"¿Otra vez vas a ir a comprar ropa? Neta que mejor deberías cuidarte Rogelio"
Pero si hace unas semanas era todavía talla 40, era imposible que el tiempo pasara tan rápido o quizá él iba muy rápido. Vuelves a ver el reloj, ahora son las 6:40. Has perdido 10 minutos y sientes que vas a perder más. Con la yema de tu dedo medio empiezas a inspeccionar los espacios que se forman entre los botones de tu camisa, entre azul se ven los portales a la carne, tú propia carne en expansión; carne y grasa asentadas de varios atracones pasados, días en los que al llegar de trabajar solo quieres comer hasta perder el conocimiento.
"¿Por qué no le gusta ejercitarse señor Vidal? Tiene sobrepeso y revisando su alimentación no me extraña que tenga los triglicéridos un poco altos, además por lo que me dice su padre sufrió de diabetes, entonces debería cuidarse aún mas"
Papá, ahora que lo recuerdas, te pareces a él más de lo que te gustaría, él era un hombre robusto que siempre antes de comer se desabrochaba el cinturón y el pantalón, varias veces después de comer lograste ver su panza expuesta debajo de el último botón de su camisa roja de cuadros.
A pesar de que no usas cinturón o tirantes, sueles hacer lo mismo cuando estás en casa, incluso cuando comes de manera más "moderada" al terminar bajas tu pantalón de la cintura a tus caderas, no porque necesites más espacio, solo te gusta sentir como tu panza cae y cuelga de ti. Y hoy no fue la excepción. Inconscientemente vuelves a tocar tu panza entre los espacios dilatados de los botones de tu camisa, bajas uno por uno hasta que llegas al más bajo, aquel que se encuentra al nivel de tu ombligo... Pero sueles detenerte en ese momento y levantarte para agachar la cabeza y hacer como que nada pasó.
"Todos te tratan bien en la oficina, ninguno de tus amigos te ha hecho algo malo, mamá no soltó ningún comentario y papá solo te ignoro ¿Por qué tantas ansias de arruinarte así?"
*BRRRRRRRR*
Tú celular empieza a vibrar, ya deben ser las 7
"Al menos ahora puedes arreglarte, contesta"
*Brrrrrr*
"Contesta"
*brrrrrrr*
"¿Por qué haces esto?"
Antes de volver a subir el pantalón al nivel de tu cintura y contestar a la llamada, decides escuchar esa voz, pues al igual que las anteriores la has guardado muy dentro de ti. Ecos del pasado de una culpa que has absorbido por años, y sin embargo, ahora que ya nadie dice nada, te sigues guardando a ti, guardando tu expansión y tu crecimiento. Vuelves a bajar tu pantalón, pero en su lugar lo desabrochas, sintiendo comodidad en toda tu circunferencia.
*brrrrr*
Pero siempre se puede llegar a tener más comodidad. Te separas un poco de tu silla para quitarte el saco, te quitas los zapatos sin desatar las agujetas y para el postre, boton a boton son liberados por las llemas de tus dedos. El primero libera tu panza, el segundo expone tu ombligo, el tercero y el cuarto liberan tu estomago hinchado y los demás dejan caer tus pechos de hombre.
"¿Has terminado? Actuas como si te gustara"
Vuelves a escucharte, dentro hacia afuera, pero algo más viene que lo opaca.
*Buuuurp*
Toda la presión es liberada por un eructo y la voz es silenciada.
Tus manos inquietas recorren la inmensidad de tu panza, sienten cada vello de tus pechos hasta tu ombligo, hablando de ello, esta vez no te retractas y de lleno metes un dedo en su profundidad.
"Hmm, es algo profundo, lo cual es raro porque no estas tan... Gordo"
*Clic.. clic.. clic*
Le das vuelta a tu dedo dentro del ombligo mientras empiezas a recordar como es que al llegar a casa lo primero que hiciste fue ir al refrigerador, cómo te echaste tu solito el pastel que quedó de tu cumpleaños hace poco, no puede haber sido un ataque de ansias, más bien fueron las ansias de rellenarte, por eso en el camino a casa compraste un pollo rostizado para ti solo, por eso te levantaste antes de la silla y te hiciste más licuado de crema y mantequilla.
"Por eso estas así puerquito, por eso estás enorme, actuas como si te gustara y creo... Que realmente te gust..."
El pensamiento fue interrumpido por una sere de golpes, el primero proveniente de tu pantalón, de una parte más abajo del cierre, un levantamiento que te hizo abrir los ojos a medida que sentías llegar a la sangre y otra serie de golpes que lo interrumpieron y lo calmaron, esa serie de golpes venia de la puerta de su casa.
"¡MIGUEL!"
Te levantas de un salto de la silla, esquivas los muebles de tu sala con algo de torpeza y abres la puerta con injundia, asustando al hombre del otro lado.

-No mames wey casi me cago del susto
-... Perdón -Rogelio se lleva una mano a la cara, tratando de formular algo
-Jajaja ¿Te acabas de despertar gordo? Ya ni pena te da -Dice miguel con tranquilidad mientras le da una palmada a la panza expuesta de su amigo

Rogelio se estremecio un poco y la sangre ahora se le iba a la cara, pero fue momentaneo, no se habia percatado del estado en el que se presentó a su amigo y aún así, de repente... Ya no importaba tanto viendo su reacción.

-Sí, wey, perdón, es que acabo de... Despertar -Dijó Rogelio abriendo los ojos tanto como podía mientras agachaba la cabeza para ver su grasa colgante con una ligera sonrisa
-Ya esta bien, vete a cambiar y aquí te espero para irnos
-Ehh... Perdón wey pero ya lo pensé bien, y mejor no quiero ir al gym como propósito de año nuevo
-Uhhhhh pues que culo jajaja -Por un momento el corazón de Rogelio se detuvo al escuchar a Miguel
-Pero está bien, la neta hasta a mi me da flojera, y eso que ya llevo un buen yendo -Pero pronto sabía que no tenía que preocuparse

Miguel iba a despedirse de Rogelio, pero esté se abotono la camisa y fue a ponerse los zapatos

-Igual ni queda lejos tu gym, si quieres te llevo
-Nahh wey, no te preocupes me voy caminando
-Pues entonces te acompaño, igual no queda lejos jaja

Ambos rieron y se pusieron en marcha. El camino efectivamente era corto, no cruzaron más de cuatro cuadras cuando al fin se veía el letrero del gym.

-Bueno, nuestros caminos se dividen aquí, voy a adelantarme -Dijó Rogelio, lo cual dejó confundido a Miguel, hasta que vio como se adelantaba para ir con el señor de los elotes que se pone cerca del gym.
-No mames gordo jajaja, ahora ya sé porque viniste, bueno nos vemos el lunes ¿Va?
-Va, adios

Ambos se despidieron, Miguel entró al gimnasio y Rogelio esperaba su elote con todo mientras veía por el cristal a las personas que se ejercitaban. Algunas personas le regresaban la mirada sin más, otros lo veían confundido y unos lo veían con molestía.

-Su elote joven

Pero poco importaba ya.
"¿Y si pides otro?"
-Señor mejor le encargo otro porfa
-Saliendo joven

55 fantasías de feederism y wg masculino para chuparse los dedosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora