Algunos errores dejan cicatrices profundas, pero siempre llega alguien capaz de sanar hasta las más dolorosas.
Mei
Laury
Con todo esto de la boda, había pensado que tal vez podría seguir adelante y dejar todo atrás. Bloqueé el número de Aarón, pero no fue así. Ahora ese ser horrible me estaba llamando. ¿Y cómo le digo a mi esposo que es mi ex? Qué ha regresado y está chantajeándome. No quiero meterlo en esto, pero al ver que ya... sabe, no me queda de otra que decirle. Siempre he creído que las cosas se complican si no hablas con la verdad antes de que se enreden, y yo prefiero ser sincera. No quiero ocultarle nada, aunque sé que esto podría afectarlo.
Expulse todo el aire a mi alrededor que podía aguantar, me llené de valor y solté las siguientes palabras:
—Es Aarón... mi ex. Está chantajeándome y me está pidiendo dinero. Lo bloqueé, pero sigue buscando la forma de contactarme. No quería que te enteraras de esto, pero siento que ya no puedo ocultarlo más.
—¿Tu ex?
—Sí, lo siento. Mi primera relación fue cuando estaba muy joven, un error que cometí. Después de tantos años, él viene a molestarme y me está pidiendo dinero. Lo había bloqueado, incluso cambié de número. Y sigue insistiendo.
—¿Por qué no me lo dijiste antes?
—No quería que te enteraras de algo sin importancia. Es alguien que está más enterrado que vivo para mí. Y podría lidiar con eso. Aún puedo.
—Cariño, no estás sola en esto. Ahora somos marido y mujer. Y como yo debo informarte de las cosas que pasan, tú debes tenerme la misma confianza a mí, ¿estamos de acuerdo?
—Tienes razón, lo siento. Debería haberte contado antes, pero no quería que te preocuparas por algo que pensaba que podía manejar sola.
—No tienes que manejar nada sola. Ahora estamos juntos en todo, para lo bueno y lo malo. Y te lo repito, no eres la única que debe confiar, yo también.
—¿Es peligroso?
—Puede que sí. Hace mucho que no sé de él, pero lo que sí sé es que no es bueno. Sabes que sé cuidarme sola.
—Lo sé, pero no estoy tranquilo. Voy a ponerte seguridad.
—¿Guardaespaldas?
—Voy a contratar unos guardaespaldas para ti. No me fío dejándote sola en casa, y mucho menos si él está en Nueva York.
—No está en discusión, ¿verdad?
—Sabes que no. Tu seguridad y bienestar son mi prioridad, así que no está en discusión. Es un hecho. Tendrás escoltas a tu disposición las 24 horas del día.
—Está bien.
—Ven aquí, cariño— extendió los brazos y, como una niña pequeña, me arrastré hacia su pecho. —No tienes por qué confrontar las cosas sola. Ahora tienes a un marido que está dispuesto a darlo todo por ti. ¿Entiendes?
Asentí levemente. Sí merecía ser feliz. Y lo sería con él a mi lado. Tendríamos nuestro final feliz, uno que apenas estaba comenzando.
El frío de la ciudad de Nueva York nos recibió. Ya estaba nevando. Roxan colocó un abrigo sobre mis hombros y me abrazó mientras caminábamos hacia el auto. Dentro, nuestras manos entrelazadas, su chofer nos llevó a casa.
—Cariño, te presentaré a tus guardaespaldas antes de ir a la empresa.
—¿Tan rápido?
—Soy el CEO.
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"En manos de un cuarentón" ((Completa ✅))
RomanceMillonario, misterioso, posesivo y romántico. Así se describe el cuarentón Roxan Montes. ¿Y tú? ¿Te atreverías a caer en las manos de un... cuarentón? La edad y la tentación rompen las reglas cuando el amor llama a la puerta del cuarentón Roxan Mon...