"En manos de un cuarentón" ((Completa ✅))

"En manos del cuarentón"

Lo vi. Me gustó. Y supe que sería mío. Ay, cuarentón, qué bien se ve usted.

Mi intención fue desde un principio hacerlas imaginar dos mundos con dos finales alternativos, pero no fue así, no se me dio como quiso, y lamento tanto haberlas decepcionado, no soy perfecta, espero que tomen este final como uno feliz o como uno sin sentido o como quieran llamarlo, es todo lo que pude dar.

(Sueños)

Laury

Mi boda era perfecta. Había luces por todo el lugar, flores violetas, y estaba tomada de las manos de Henry Cavill. El juez nos miró a ambos, y mi futuro marido me deslizó el anillo por mi dedo anular.

—Señorita Laury, ¿acepta usted a Henry Cavill como su esposo? ¿Promete serle fiel en la pobreza, en la riqueza, en la salud, en la enfermedad, hasta que la muerte los separe?

Él me lanzó una mirada peligrosa. ¡Ay, lo que haré en mi noche de bodas! Un ruido interrumpió mis pensamientos. Miré hacia el techo, buscando de dónde provenía. Y, de improviso regresé a mi realidad. Cruel. Cruda consigo misma.

—No pudiste esperar un segundo más. ¡Jodido despertador!

Rodeé por mi cama envuelta en mi sábana. No quería abrir los ojos. Era uno de esos días tediosos en los que tenía que ir a la galería de arte. Al menos conocí a una chica muy linda llamada Mavie. Aparte de Adrián, sé que vamos a ser mejores amigas. No quería ir a la galería de arte. Mi gato Coco, de color negro, me lamió cuando aterricé en el suelo, enredada en mis sábanas blancas.

—Buenos días, Coco.

—Miauh.

—Incluso hasta mi gato me dice que debo levantarme. Odio los lunes por la mañana.

Como pude, me deshice de mis sábanas, tendí mi cama, luego me di un baño y me puse un outfit digno de una diva.

—Hoy termina mi soltería, pero siento que voy a conocer al hombre de mi vida, Coco, te lo juro.

En mi tostadora puse unos panes, pero me olvidé que los tenía por unos segundos. Los panes me salieron quemados. Últimamente hasta el agua se me evaporaba. Tendré que aprender a cocinar si quiero ser una buena ama de casa. Encendí mi Spotify a todo volumen. Los vecinos y su mala vibra pueden irse a dormir. Yo voy a disfrutar que tengo un departamento sola. La música se paró en seco. Recibí una videollamada de mis padres.

—Hola, papá. Hola, mamá. ¿Cómo están?

—Deseando que nos presentes un novio. Cariño, ya tienes treinta años. Necesito un nieto.

—Bueno, papá, me gusta un hombre que tiene 50. —Bromeo— ¿Me lo aceptas?

—Claro que te lo acepto, cariño. Solo si trata a mi niña bien y tiene mi aprobación. Y yo veré que no te esté tomando el pelo, porque si no, lo mato.

—Amor, —ríe mamá— Si tienes algún novio, debes presentárnoslo. Sabes que te lo vamos a aprobar. Eres nuestra única hija y te queremos.

—Lo sé, mamá. Pero ahora tengo que ir a la galería de arte. Los quiero mucho. ¡Adiós!

Les cerré an mis padres. Si seguía en el teléfono, íbamos a durar la mañana entera y nunca iría a la galería de arte. Mi teléfono volvió a sonar, pero esta vez era mi amiga Mavie, con la que recibí la llamada con mucho entusiasmo.

—Hola, nena, ¿cómo estás?

—Mal, terminé con Cassian porque no quiere a este bebé. Te necesito, Laury—solloza— Por favor.