Lunes por la tarde en las prácticas sobre el campo de hockey, Spencer se puso en
la cabeza de sus compañeras de equipo en la vuelta del calentamiento
alrededor del campo. Había sido un día inusualmente cálido y las chicas
estaban un poco más lentas que lo habitual. Kirsten Cullen estaba agitando los brazos
al ponerse al nivel de las demás.
-Escuché acerca de la Orquídea de Oro -dijo Kirsten sin aliento, reajustando su cola
de cabello rubia-. Eso es impresionante.
-Gracias. -Spencer agachó la cabeza. Era increíble lo rápido que la noticia se había
extendido en Rosewood Day, su madre sólo le había dicho hace seis horas. Al menos
diez personas se habían acercado a hablar con ella sobre el tema desde entonces.
-Escuché que John Mayer ganó una Orquídea de Oro, cuando estaba en la escuela
secundaria -continuó Kirsten-. Fue como un ensayo AP de teoría de la música.
-Huh. -Spencer estaba bastante segura de que John Mayer no lo había ganado, ella
conocía cada ganador de los últimos quince años.
-Apuesto a que vas a ganar -dijo Kirsten-. Y entonces, ¡estarás en la televisión!
¿Puedo ir contigo por tu debut en el programa Today?
Spencer se encogió de hombros.
-Es una realmente dura competencia.
-Cállate -Kirsten le dio una palmada en el hombro-. Tú siempre tan modesta.
Spencer apretó los dientes. Por mucho que había estado tratando de restarle
importancia a esta cosa de la Orquídea de Oro, la reacción de todo el mundo había
sido la misma "Definitivamente vas a ganar. ¡Prepárate para tu primer plano!" y la
estaba volviendo loca. Ella había organizado y reorganizado nerviosamente el dinero
en su cartera tantas veces hoy que uno de sus billetes de veinte se había dividido a la
derecha en el centro.
El entrenador McCready hizo sonar el silbato y gritó.
-¡Cruces! -El equipo se encendió inmediatamente y echó a correr hacia los lados. Se
veían como competidores en Devon Horse Show.
-¿Oíste sobre el Acosador de Rosewood? -Kirsten preguntó, jadeando un poco ya
que los cruces eran más difíciles de lo que parecían-. Estaba en todas las noticias de
anoche.
-Sí -murmuró Spencer.
-Está en tu vecindario. Colgando en el bosque.
Spencer esquivó un agujero en el pasto seco.
-Probablemente es sólo algún perdedor -resopló. Pero Spencer no podía dejar de
pensar en A. ¿Cuántas veces había enviado un texto sobre algo que parecía que nadie
podría haber visto? Ahora ella miraba por entre los árboles, casi segura que iba a ver
una sombra. Pero no había nadie.