Primera parte

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Una noche en que la luna brillaba hermosamente se encontraba cazando a cierta presa. La parte de ésta que más le gustaba eran sus pantorrillas. Él acostumbraba correr luego del trabajo, y se decía que una vez había participado en una importante maratón japonesa.

Pero ahora, ese hombre ya no tenía piernas con las que correr.

Aún podía verlo, el momento en que su presa se percató de que era seguido por alguien sospechoso y cuando intentó huir desesperadamente… fue espléndido, pero para un ghoul como Tsukiyama era como perseguir a un bebé.

−Esas piernas que antes corrían sobre el pavimento… sin rastro alguno de indeseados músculos. Estoy muy agradecido por su existencia. Han estado corriendo toda su vida por este preciso momento ¡por el privilegio de ser digeridos por mí!

En medio de un parque en donde no se veía ningún alma, el hombre que ahora había perdido ambas piernas yacía sumergido en un mar de su propia sangre. Estaba inconsciente debido al shock que le había causado la pérdida de sangre.

Al no obtener más reacciones de su presa, Tsukiyama se sentía un poco solitario. Sin embargo, tomó esas piernas y estimulo su apetito hasta el extremo.

−No te preocupes, claro que eres el plato principal. Fuiste muy considerado al hacer los arreglos preliminares. Bien ¡empezaré a comer tu carne antes de que se estropee! −dijo Tsukiyama, mientras una expresión de éxtasis aparecía en su rostro.

Agarró la pantorrilla del hombre y comenzó a lamer la sangre.

El cuerpo de Tsukiyama claramente había dejado de ser el de un niño, pero su comportamiento era demasiado infantil como para llamarlo adulto. Mientras sus pupilas, que se habían vuelto carmesí como una granada, lo hacían ver monstruoso, ellas también le otorgaban un encanto fascinante.

Tsukiyama Shuu tenía 16 años. Mientras el sol brillaba era solo un estudiante de preparatoria que se esforzaba en sus estudios, pero en realidad era un ghoul. Una selecta existencia, un ser que debía ser selecto. Y para mejorar aún más era esencial la parte “gourmet”.

−¡Sé mi alimento y hazme brillar aún más!

Y en ese preciso momento, mientras Tsukiyama abría su boca, tanto que su grácil rostro se distorsionaba, tratando de morder la pantorrilla del hombre con todas sus fuerzas.

−¡¿…?!

De pronto, vio una luz deslumbrante. Un flash, acompañado por el sonido de un obturador.

Masticando cuidadosamente la carne que había mordido, Tsukiyama se volvió hacia la fuente de la luz y el sonido. Pero incluso antes de comprender lo que ocurría escuchó un sonido inesperado.

−¡Muy bien, lo tengo!

Una persona sostenía una cámara digital réflex en su mano derecha y apuntaba con su mano izquierda al cielo estrellado. A juzgar por su aspecto se trataba de una chica que podría haber estado en primaria.

Su conciencia volvía lentamente de la comida que estaba disfrutando, se giró hacia la chica y dejó que la carne que había mordido pasara por su garganta sin saborearla apropiadamente.

En el momento en que su garganta emitió un sonido al tragar Tsukiyama finalmente volvió en sí.

−Cómo te atreves a interrumpirme… –dijo, temblando de ira.

¡Tuvo que tragar sin haber podido saborear plenamente su cena! Aún ignorante de lo que había hecho, la chica daba saltitos como si la alegría brotara por cada poro de su cuerpo.

−¡…arruinaste mi primer bocado!

Tsukiyama tiró la pierna del hombre y pateó el suelo. El impacto fue tan grande que se formó un agujero. Avanzó directamente hacia la chica enseñando los dientes con la intención de extinguir su vida. En algunos segundos el número de cuerpos aumentaría… o eso era lo que se suponía.

−¡Whoa!

Sin embargo, la chica lo evadió agachándose y ocultándose astutamente detrás de un tobogán.

El puño de Tsukiyama destruyó primero el tobogán.

−¡Woooh! –gritó la chica, en un gesto de admiración que hacía difícil creer que comprendía la situación.

Y entonces huyó a toda velocidad, haciendo que la mochila que llevaba se balanceara hacia adelante y atrás. ¿Cómo podía siquiera haber esquivado su ataque? ¿Era un ghoul? ¿Un investigador ghoul?

Pero no olía como un ghoul, y no parecía portar una quinque. Ella tenía una esencia absolutamente normal, podía encontrarse en cualquier lugar.

Debía conocer muy bien los alrededores, pues salió corriendo del centro sin vacilar. Además, parecía ser mucho más rápida que el hombre que había elegido para la cena. Corrió por una calle estrecha y con calma cruzó por entre unas casas, fue hacia adelante, hacia atrás, hacia la derecha y hacia la izquierda, realizando hábiles maniobras.

Tsukiyama saltó sobre un montón de cajas cercanas y luego hacia un poste de electricidad, se agarró de un perno y con un gran movimiento, como si fuera la vara de un gran atleta, se catapultó a la cima del edificio.

−Tú… ¡eres un rápido e inquieto ratoncito!

En medio de la noche, cuando toda la ciudad dormía, pasos anormalmente rápidos podían escucharse. Incluso si no podía ver su figura corriendo podía sentirla, pues Tsukiyama poseía un excepcional sentido del olfato. Después de un rato la chica entró en un estrecho callejón y se detuvo. El juego llegaba hasta aquí.

Saltó suavemente desde lo alto del tejado y aterrizó cerca de ella. La chica se encontraba de espaldas a él y se sentó, su cuerpo temblaba. Se preguntó si ella temblaba de miedo.

Una vez más observó la figura de la chica. Era pequeña, con el pelo negro cortado de manera casual. Quizás fue porque estaba sentada, pero realmente parecía un hámster.

Su cuerpo era tan aburrido que estaba impresionado de que alguien fuera tan poco atractivo. De todos modos, perturbar la cena de Tsukiyama Shuu era un grave crimen y, mientras pensaba en cómo debía ventilar su ira, comenzó a caminar hacia la chica.

−¡Ta-dah! –gritó la chica, girándose hacia él.

−Después de todo ella no entiende la situación –pensó, mientras ese rostro radiante aparecía frente a sus ojos.

No sabía en qué pensaba esa chica, se quedó paralizado por un momento.

−¡Mira! ¿No es genial? –presumió.

Sostenía una laptop en sus manos, mostrando lo que estaba en la pantalla.

−Espera… ¿¡e-ese soy yo!?

Era una foto de Tsukiyama cuando estaba a punto de morder a su presa. Ella lanzó un profundo suspiro y se levantó de golpe para mirarlo a la cara.

−Eres Tsukiyama Shuu ¿verdad?

Otra sorpresa, ella había pronunciado su nombre.

¿Quién demonios es este hámster? –pensó Tsukiyama.

Debía tener cuidado, no podía tomarla a la ligera. Pero entonces la chica sacó algo de su mochila.

−¡Aquí, mira esto!

Ella le mostró sin dudar el carnet de estudiante de la escuela a la que Tsukiyama asistía, la Senior High School, afiliada a la Universidad Seinan Gakuin. Ahí, junto a su foto de identificación se encontraba escrito el nombre Hori Chie.

−¿Hori… Chie? –dijo Tsukiyama, inseguro de sobre la pronunciación correcta.

−Sí, puedes llamarme Hori Chie –dijo, cerrando la identificación con una sonrisa despreocupada– Estoy cansada de tanto correr ¡invítame a algo dulce!

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