Cuarta parte 1/2

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Ya había oscurecido eran las siete treinta, cuando Hori Chie llegó sola al hospital universitario. Hoy era el día en que había acordado reunirse con Tsukiyama.

Había una razón para llegar tan temprano. Si lo piensas bien, colarse en el hospital durante la noche hubiera sido mucho más difícil. Probablemente todas las puertas estarían cerradas, y tendría que burlar a los guardias de seguridad. Por eso decidió entrar haciéndose pasar por un visitante.

Fue directamente al baño de chicas. Una vez dentro se metió a un cubículo, abrió su mochila, sacó un pijama y se lo puso. Dejó la ropa que se había quitado en la mochila, la cerró y se colgó la cámara al cuello. Ahora solo necesitaba encontrar un escondite para sus cosas.

Fue hacia el patio del hospital. El camino estaba bordeado por azaleas. Tratando de no llamar la atención, metió la mochila en lo profundo de los arbustos, donde la luz no llegaba. Luego caminó un rato por los alrededores, cerciorándose de que estuviera completamente oculta.

–Ah.

*Ding-dong*

– “Recordamos a nuestros visitantes que el horario de visita terminará pronto”.

El horario de visita se extendía hasta las 21 horas. Luego del aviso, los visitantes comenzaron a abandonar el hospital uno tras otro. Muchos pacientes se acercaron a la entrada para despedirlos.

Se quedó allí un rato, mirando distraídamente lo que pasaba. Incluso si se paseaba por allí, solo parecía una escolar de primaria o secundaria. Es probable que la gente creyera que simplemente era una niña que se sentía sola luego de que sus padres se fueran a casa.

–“El horario de visita ha terminado”.

Poco tiempo después de que se hiciera el anuncio la entrada fue cerrada. Chie se coló con el resto de los pacientes cuando volvían a sus habitaciones. El hospital tenía un flujo constante de más de mil pacientes. Incluso trabajando en el hospital, no había forma en que alguien pudiera recordar a todos los pacientes. Pasó frente a médicos y enfermeras, pero nadie pareció sospechar. Se metió al ascensor junto a los demás pacientes.

–Veamos…

Había llegado al salón principal del octavo piso. Todo sería más difícil a partir de ahora.

A diferencia de los médicos y enfermeras que se encargaban de la atención ambulatoria, la gente aquí seguramente conocía a casi todos los pacientes. Además de eso, la planta estaba llena de gente de avanzada edad. Si una chica que parecía ser una estudiante de primaria o secundaria se paseaba por ahí seguramente llamaría la atención.

Una vez más, Chie se metió al baño para no ser vista por la enfermera que tenía el turno de noche. Cerró la tapa del inodoro, se sentó y esperó un rato. Aún había ruido en el salón principal, podía sentir pasos yendo y viniendo de un lado a otro. De vez en cuando entraba un paciente al baño, pero ya que había varios cubículos nadie se preocupó de que uno estuviera ocupado por tanto tiempo.

Comenzó a jugar con su cámara y pasó el rato viendo las fotos que había tomado. No solo las que había tomado del hospital ayer, sino también la de Tsukiyama devorando a ese hombre.

–…Oh.

Tras casi una hora, música clásica comenzó a sonar en el salón. Chie levantó la cabeza.

Eran las 22 horas y las luces comenzaron a apagarse a medida que la canción llegaba a su fin. Incluso las luces que se encontraban afuera del baño se habían apagado. No había rastro de nadie.

Chie permaneció allí un buen rato, y solo luego de media hora salió del baño. Con suaves pasos se asomó al pasillo, no parecía haber nadie. Sin embargo, pequeños rayos luz venían de un par de habitaciones, supuso que algunos pacientes aún estaban despiertos. Para no hacer ruido, se quitó los zapatos, los tomó en sus manos y continuó caminando.

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